Imagen de archivo del Centro Penitenciario de Ibiza.

Un recluso del Centro Penitenciario de Ibiza (CPI) denuncia las carencias que sufre la institución en materia de personal y cómo afectan a los internos del centro. La carta en la que se relata esta situación se puede leer íntegra en la página 16 de esta edición. Desde la institución indican que el malestar entre los internos es generalizado.

En la misiva, Andrés Fiol, que cumple condena en el CPI, alude a tres carencias por esta circunstacia: el poco uso de instalaciones de recreo conforme a la normativa, la falta de facultativos médicos y la dificultad de sacar adelante políticas de reinserción.

Fiol califica en el texto como un «gravísimo problema interno» la carencia desde «hace más de dos meses» de un facultativo médico. El centro, que tiene entre 90 y 100 internos, debería contar al menos con dos médicos. Tres, en condiciones óptimas. La atención a los presos la ejercen en la actualidad los enfermeros del centro.

Al recluso le preocupa que entre algún preso al que no se diagnostique un problema mental, algo «peligroso para los presos, funcionarios y el propio interno».

También alude a que debido a la falta de personal no pueden ir al polideportivo que se inauguró en 2010. Según la normativa, los internos pueden disfrutar de dos turnos de una hora en las instalaciones. Sin embargo, debido a la falta de funcionarios, habitualmente es imposible acudir. «A veces, para que podamos acceder, los funcionarios deben sacrificar su almuerzo para llevarnos ya que está fuera del edificio», indica el recluso. Los funcionarios indican que, normalmente, hay un único vigilante por módulo cuando deberían ser dos.

En último lugar, Fiol indica que la falta de presupuesto provoca que no se dé a los presos «herramientas para no volver al ambiente tóxico» del que muchos provienen. En ese sentido recuerda la función de «reeducación y reinserción social» que deben tener las penas privativas de libertad según la Constitución.

También lamenta el problema de vivienda que sufre la isla, que afecta tanto los funcionarios en su día a día como a los reclusos a su salida del CPI.