Imagen de archivo de la antesala del juzgado de Violencia sobre la Mujer de Ibiza.

La sección segunda de la Audiencia Provincial ha señalado celebra hoy en los juzgados de Ibiza una vista previa por los delitos de quebrantamiento de condena, maltrato psíquico habitual y coacciones contra Christian Joachim C.M., expareja de Sara Calleja, la mujer que en julio de 2015 se quitó la vida en Ibiza.

El Ministerio Fiscal solicita tres años de prisión por un delito de maltrato psíquico, otros tantos por un delito de coacciones y doce meses más por quebrantamiento de condena. En total: siete años de prisión y otros tantos de privación del derecho a la tenencia y porte de armas. La Fiscalía también solicita para el acusado una indemnización de 60.000 euros para los dos hijos de Sara Calleja en concepto de daños morales y perjuicios.

La defensa de Christian J.C.M. solicita la libre absolución de su representado ya que, según argumenta en su escrito de defensa, su representado «en ningún momento ha incurrido en los delitos que le acusa el Ministerio Fiscal», que le imputa sendos delitos de maltrato psíquico, coacciones y quebrantamiento de condena.

Christian J.C.M, que reside en Bélgica, está en libertad pero ya fue condenado por sentencia firme de un juzgado de León como autor de un delito de amenazas en el ámbito familiar a la pena de 9 meses de prisión y a la prohibición de cualquier tipo de comunicación con la víctima durante un periodo de cinco años, condena que quebrantó y por la que ahora se le juzga en Ibiza.

Según el relato de los hechos, el acusado y Sara Calleja mantuvieron una relación durante tres años y dos meses, una relación que la víctima dio por terminada el 19 de septiembre de 2013.

Quebrantamiento de condena

En el escrito de acusación se indica que el encausado «en ningún momento aceptó la ruptura, y no obstante haberle manifestado (Sara) su persistente voluntad de no querer mantener ningún contacto con él, éste insistía continuamente en que volvieran a ser pareja o hablar o verse, realizando numerosas llamadas telefónicas al teléfono móvil y fijo de Sara».

Añade que el acusado también le remitió «cientos de mensajes y correos electrónicos con expresiones despreciativas e intimidatorias, coartando y perturbando la tranquilidad y normal desarrollo de la vida de Sara, desde la ruptura de la relación y hasta marzo de 2014, hechos por los que ha sido juzgado y condenado por el juzgado de Instrucción número 4 de León».

El relato recuerda que el acusado salió del Centro Penitenciario el 18 de diciembre de 2014 y este hecho motivó que Sara Calleja, «ante el temor de que el encausado pudiera causarle algún mal a su integridad física o psíquica se traslada a Ibiza, desconociendo este hecho el encausado».

Desde su salida de prisión, Christian J.C.M., «guiado por idéntico ánimo de perturbar la tranquilidad de la mujer y de atormentarla para que no pudiera rehacer su vida», envió al menos 4 cartas a la dirección de Sara en León en el mes de julio y al menos doce paquetes a la dirección de la madre, entre los meses de enero, febrero y marzo de 2015.
En el escrito de acusación se indica que el encausado era conocedor de que en virtud de las penas impuestas «no podía comunicarse con ella por ningún medio».

En los sobres postales remitidos desde Bruselas o desde puntos de Francia, le remitía objetos eróticos con mensajes perturbadores.

Además, el encausado usó diferentes perfiles en redes sociales para subir acuarelas realizadas por Sara y a las que acompañaba con comentarios despectivos, «perjudicando seriamente a la mujer, desacreditándola en el plano personal y profesional».

Hostigamiento incesante

«Como consecuencia del incesante y persistente hostigamiento relatado al que Christian sometió a Sara a través de multitud de mensajes, correos electrónicos, llamadas, comentarios en las redes sociales sobre su persona y su obra, el envío de cartas y paquetes postales (...) desde diciembre de 2014 hasta junio de 2015, Sara sufrió una depresión mayor, siendo diagnosticada de ‘trastorno adaptativo mixto con ansiedad y estado de ánimo depresivo’».

El escrito añade que la mujer de 51 años no logró sobreponerse «a la grave perturbación psíquica que el encausado le había ocasionado» y acabó quitándose la vida el 11 de julio de 2015.

El caso de Sara Calleja ha estado marcado por los errores en la investigación de las denuncias en los juzgados, algunas de las cuales no llegaron a tramitarse.