Los comerciantes del barrio critican que la mala accesibilidad afecta directamente en la bajada de clientes. | Irene Arango

Los trabajos de asfaltado que comenzaron el pasado lunes en varias calles de la Marina han vuelto a sacar a la luz las críticas que los comerciantes del barrio llevan haciendo varios meses. Y es que son muchos los que aseguran que el Ayuntamiento de Vila está «matando» la Marina.

En este sentido, Carlos Marí, propietario del Bar San Juan explicó que llevan «tres años» inmersos en obras; una situación que, a su juicio, ha provocado el rechazo de mucha gente a acercarse al barrio. «Hay muchos que, directamente, no vienen. La accesibilidad y los aparcamientos son imposibles y queda demostradísimo que el proyecto que tenían los políticos de Eivissa de hacer del centro una zona comercial está siendo todo lo contrario; está siendo una ruina para todos los comerciantes», justificó.

En su caso, aseguró que las pérdidas de su negocio son notorias, suponiendo una caída de entre el 30 y el 40% de ingresos respecto a inviernos anteriores. «Además, teníamos muchos clientes mayores que también tienen un problema para venir porque no tienen buena movilidad», añadió Marí.

Las obras que se están llevando a cabo esta semana en varias calles del barrio han llevado a este restaurante a tomar la decisión de cerrar por las noches. Según reza un cartel que han colocado en la puerta, se debe a «motivos ajenos a la empresa» y el encargado lo acusa a la falta de trabajo que tienen en estas horas de la jornada. «Está siendo insostenible; he tenido que despedir a cinco trabajadores que llevaban mucho tiempo y puede ser alguno más», lamentó Marí.

Ante esta situación, que no es nueva, dijo que solo hay que ver la cantidad de negocios que han bajado la persiana en los últimos dos años. «No sé si quieren que esto sea un ghetto o qué quieren, pero por las noches esto se queda desamparado totalmente».

La solución, a su parecer, pasa por que los políticos «entonen el mea culpa y digan que no ha funcionado». Marí insistió en que «no pasa nada» por reconocerlo, siempre y cuando «se vuelva a la Marina de antes, de nuestros abuelos». Para él, cuando algo funciona no es necesario cambiarlo. «Los coches también dan vida. Esto no es ni Barcelona ni Valencia como para el centro porque no tenemos metro ni buena accesibilidad», criticó.

Concretamente, señaló que mientras los vecinos de Santa Eulària tienen entrada directa al centro, los de Sant Josep o los de Eivissa tienen que «rodear» para llegar hasta el barrio.
Su caso no es el único. El propietario de Croissant Show incidió en la afección que sufren los comercios al tener las calles cortadas. «Estamos en una situación difícil. Ya de por sí las entradas al barrio son laberínticas y tampoco hay carteles que informen de cómo llegar aquí», sostuvo. Sin ir más lejos, dijo que de 30 años que lleva en Ibiza, este está siendo su peor invierno.

Cambios de sentido
Desde el Consistorio se informó la semana pasada de que los trabajos de asfaltado tendrían una afectación «mínima» en el tráfico de vehículos por este barrio y en los accesos a Dalt Vila, además de la prohibición de estacionar en las calles donde estaba previsto trabajar. «Con el fresado del antiguo firme, estas afectaciones se limitarán a dar paso alternativo a los coches, mientras que cuando se haga el extendido del nuevo asfaltado será necesario el corte de alguna de las calles y, hacia finales de semana, se deberán seguir itinerarios alternativos para acceder al barrio de Dalt Vila», subrayaron.

Aún así, muchos comerciantes dicen que no se trata de «afecciones mínimas» ya que las obras acometidas han llenados de polvo y ruido sus locales, además de que los cambios de dirección han hecho que muchas personas no se acerquen durante estos días. «Es un barrio muy castigado en invierno, sobre todo por los cambios de tráfico», argumentaron desde la farmacia Tur Viñas.

Así, piden que además de arreglar el asfalto, trabajen en mejorar el Mercat Vell para revitalizar la zona. «Podrían arreglarlo y hacer algo parecido al mercado de San Miguel -en Madrid- y así la zona se mantendría activa».