Una de las sesiones del taller de educación emocional de Blanca Dona dirigido por Vicky Alemany.

«Si no tengo buenas notas me castigarán mis padres, intento concentrarme pero no puedo». Este es parte del contenido de una carta de un alumno de 2º de ESO del IES Blanca Dona en uno de los talleres de educación emocional, donde se les pidió que escribieran en una carta a un amigo, de manera anónima, aquello que le producía sufrimiento.

Los talleres se centran los martes en la educación emocional y el miércoles, en el mindfulness, una técnica de relajación que nos enseña a tomar conciencia plena de nuestras emociones con el fin de eliminar la frustración o ansiedad que produce el no poder cambiar ciertas situaciones. Blanca Dona es uno de los centros educativos que incorpora esta herramienta en las aulas, pero no es el único. Desde el curso pasado hay un movimiento denominado ‘Aulas Conscientes’ que trabaja en varios centros educativos en los que se forma sobre esta práctica. El IES Sa Colomina, los colegios de Santa Gertrudis y S’Olivera y la escuela infantil de Ses Païsses son los que realizan intervenciones sistemáticas. También realizan actuaciones esporádicas en Sant Agustí, Balàfia o Portal Nou.

En Blanca Dona, Mónica Yern, profesora de Matemáticas de 4º ESO y 1ª de Bachillerato, es además la encargada de llevar el proyecto de inteligencia emocional en el instituto. Las sesiones permiten invitar a familias y a todos los que pueden aportar algo al proyecto, como Victòria Alemany y Berta Oliva, del Centro de Profesorado, formadas también en esta técnica y que acudieron a esta sesión. Los primeros que se forman son los profesores. «No queremos un avance rápido, sino seguro», apuntó Alemany. De hecho, el proyecto de ‘Aulas Conscientes’ está formado por unas 70 personas aunque no todos lo han empezado a practicar todavía, «pero están ahí, lo primero es el trabajo personal», subraya Mónica Yern. «Si no lo vives en primera persona y lo practicas de verdad, es muy difícil llegar a transmitir que te has de parar, ponerte a respirar y que eso te puede aportar algo. Eso se puede banalizar, no es respirar y cerrar los ojos, sino que hay un mundo detrás», añade.

Mónica quiere ofrecer charlas a los padres de inteligencia emocional donde casos reales como el del alumno que que teme el castigo si no saca buenas notas. «Los padres quieren lo mejor para el hijo pero, a veces, por la forma de transmitirlo, no son conscientes de cómo se llega». También con los alumnos mayores trabaja sobre las creencias en la asignatura de Matemáticas que imparte. «A veces les han hecho creer que no pueden o no valen, porque suspenden un mismo tipo de ejercicio y yo en Matemáticas digo que mi trabajo es desbloquear mentes bloqueadas. Ayudarle a desbloquear la cabeza. Muchas veces están bloqueados por una creencia que ellos tienen».

Las docentes consideran que puede ser una vía para mejorar los resultados académicos, pero no la única. «Desde el primer momento que una persona es capaz de parar sus pensamientos, identificar sus emociones y ver qué pensamientos genera eso, mejora la atención. Te puedes relacionar con la realidad de otra manera y eso disminuye el nivel de estrés y todo eso mejorará el rendimiento académico», apunta Oliva. «Es una herramienta muy poderosa pero exige mucha practica, el alumno que lo haga de verdad y lo interiorice en su vida se va a favorecer pero me extraña que los adolescentes se pongan a meditar y practicar en su casa aunque la semilla queda para cuando sean adultos y algo les queda en el momento actual», añade Yern.

En el patio para los más conflictivos

El mindfulness no se limita a los grupos de la ESO de Blanca Dona sino que se aplica en los patios a los alumnos más conflictivos y se va a extender a los ciclos formativos. «Ha sido un reto y un aprendizaje en los patios porque es un alumno de un perfil más difícil pero me ha aportado mucho y ha visto que les llega».

Los alumnos reciben ocho sesiones y las dos últimas se encargan de guiar una práctica a los profesores. Mar y Mario, dos de estos alumnos de 2º C de ESO, describen cómo les ha ayudado. «Me ha servido mucho. Muchas veces estoy en clase intentando leer algo y mi mente se va en lo que comí ayer o lo que voy a hacer esta tarde; con esta técnica puedo mantener la cabeza en el presente o centrarme más. Hago baile y también me sirve», dice Mar. Mario reconoce que «no presta atención en todo lo que debiera; cuando estoy en casa estudiando y no consigo concentrarme hago mindfulness, estudio mejor. También antes de empezar a hacer deporte. Recuerdo cuando la profesora lo planteó pensé: ¿Esto qué es? Pero es un metodo muy efectivo», apostilla.