Un pozo abandonado en el municipio de Santa Eulària.

El conseller de Medi Ambient, Agricultura i Pesca del Govern Balear, Vicenç Vidal, reconoció ayer que el ritmo al que se abren pozos en Ibiza «no es sostenible».

Ante la pregunta de la diputada Marta Maicas en el Pleno del Parlament, el conseller informó de que se habían abierto 567 pozos entre 2011 y 2014 y otros 508 entre 2015 y 2018.

El conseller detalló que «el boom de los pozos» se produjo entre 2013 y 2015. Una situación que achacó primero a la actuación del conseller de Medi Ambient del PP, Biel Company, que facilitó la apertura de pozos a través de la reducción de los requisitos exigidos; y segundo al anunció por parte del Govern de la puesta en marcha de un decreto de sequía que provocó un efecto llamada para abrir pozos antes de su puesta en marcha.

Maicas echó en cara al Govern la falta de efectivos que hagan frente a esta situación en el departamento de Recursos Hídricos. La diputada recordó que la apertura de un pozo tenía una serie de requisitos como es la comprobación del volumen de agua que se extrae y el uso que se hace de la misma. Algo que no se da en Ibiza, donde «se comprueba el final de obra pero no se hacen nuevas visitas a los pozos».

Por ello pidió, haciéndose eco de las exigencias de la Alianza por el Agua de Eivissa y Formentera: la revisión de las concesiones de usos de aguas subterráneas, el recuento de pozos activos y el control de su uso, aumentar el números de celadores, el cierre adecuado de los pozos abandonados y el uso de aguas depuradas en el ámbito agrícola, urbano y ambiental.

Por su parte Vidal defendió la actuación del Govern que a través del nuevo Plan Hidrológico «por el que no autoriza la apertura de nuevos pozos a zonas sobreexplotadas, que son 9 de los 12 acuíferos de la isla; no se deja extraer agua salobre directamente y no se dejan hacer pozos a menos de 500 metros de la costa ni a menos de 100 metros para extraer agua salada».