De izquierda a derecha, Carmen Boned de Apneef, Antonia Ramon de Magna Pityusa, José Ribas de la fundación Joan Ribas Araquistain, Marisina Marí de Fundación Conciencia y Alba Pau. | MARCELO SASTRE

La Fundación Conciencia, la Asociación de personas con necesidades especiales de Eivissa i Formentera (Apneef) y Magna Pityusa han recibir una importante inyección de agua en medio del desierto por el que están pasando. Se trata de una donación económica de 50.000 euros que la Fundación Joan Ribas Araquistain ha dado a Fundación Conciencia y que ésta, «consciente de la tremenda situación de emergencia que viven otras asociaciones de las Pitiusas», ha querido repartir en partes iguales a las otras dos.

Según José Ribas Folguera, arquitecto y uno de los miembros de la fundación, su creador, el empresario Joan Ribas, siempre buscaba como ayudar a los niños que más lo necesitaban. De ello hablaba durante noches enteras con su gran amiga Alba Pau cuando viajaba desde Suiza a Ibiza, y por ello, antes de fallecer hace nueve años, «tuvo muy claro que había que volcarse con los niños de las Pitiusas».

«Se vive una situación límite»

En este sentido la presidenta de Fundación Conciencia, Marisina Marí, confirmó que cuando supieron que recibirían la donación «rápidamente» pensaron en cómo ayudar a otras asociaciones que están «con el agua al cuello como Magna Pityusa y Apneef». Ellos destinarán su tercera parte que les corresponde a programas de abuso sexual en niños y para ayudar a pequeños con cáncer pero han querido volcarse con el resto «porque es muy preocupante como otras asociaciones siguen presentando servicios y atendiendo a familias mientras arrastran enormes deudas debido al retraso en el pago de las ayudas prometidas».

Precisamente, Carmen Boned, representante de la Asociación de personas con necesidades especiales de Eivissa i Formentera (Apneef) explicó ayer que esta aportación «es un regalo caído del cielo». Sus dos últimos años «han sido catastróficos» y han cerrado sus cuentas con un déficit de 60.000 euros debido a que las subvenciones tardan en llegar. A pesar de todo cuentan con 38 profesionales que atienden una demanda «que aumenta cada año» y acumulan una lista de espera que no pueden cubrir. A día de hoy trabajan con 218 niños y otros 120 de atención temprana derivados del Govern balear. «Es muy duro tener que plantearnos cada curso si seguimos o no porque nuestra situación es casi límite, pero siempre seguimos adelante porque no podemos fallar a todas esas familias que se han puesto en nuestras manos», aseguró Boned.

Mientras Alba Pau confirmó que la situación de Magna Pityusa no es mucho mejor. De hecho han tenido que pedir un crédito para pagar al personal que da servicio a sus chicos durante los fines de semana. Por eso, la dueña del restaurante Can Pau e impulsora de distintas campañas para ayudar a niños, hizo un llamamiento directo a la sociedad ibicenca. «Aunque siempre seguiré luchando por los niños de Ibiza y Formentera es muy cansado llamar a tanta puerta e insistir a todo el mundo para ir recaudando pequeñas ayudas». Y culminó: «Por supuesto que todos tienen los mismos derechos a recibir ayudas pero creo que en la vida hay prioridades y la principal tienen que ser los niños y los mayores».