Los alumnos de segundo curso de electromecánica hicieron una competición de construcción de motores para exhibir lo aprendido durante el curso. | DANIEL ESPINOSA

«Ya es hora de que se valore a la Formación Profesional (FP) como una enseñanza de primera, no de segunda», reclamaba ayer el jefe de estudios de FP del IES Isidor Macabich, Antonio Palacios, durante la jornada de puertas abiertas que celebró el centro. Eso intentaron los alumnos y profesores de los 8 ciclos medios y superiores, que recibieron en sus talleres y aulas a los alumnos de ESO y Bachillerato del propio centro y del IES Sa Blancadona a través de una yincana para conocer la formación que imparte el centro.

Los talleres de ciclos formativos de instalaciones de frío y calor eran unos de los más atractivos. Servían creps. Esa era la escusa para dar a conocer una formación con «poco glamour», admitía Toni Sureda, profesor de de esta FP, pero mucha salida profesional. «Las empresas nos piden más profesionales que los que formamos cada año» indicaba.

Lo más interesante es que durante el curso obtienen diferentes carnés profesionales de instalador, un requisito exigen las empresas cada vez más debido a las nuevas normativas. «Dentro de unos años aquí seremos como en Alemania, donde se necesita un carné para casi cualquier instalación», vaticinaba.

Precisamente por ello ha estudiado este grado Dani Morales. En el negocio familiar de sus padres necesitaban a alguien que tuviera determinados carnés de instalador . Sabe que, aunque no tuviera la facilidad de la empresa de sus padres, encontraría trabajo.

Lo propio hacían los alumnos de electromecánica, que trabajaban en construir un kart o montar un motor entero; los de instalaciones de telecomunicaciones montaron una radio que emitió durante la mañana en la frecuencia 88.5 fm mientras los alumnos de cocina y gastronomía participaban en una competición de tortillas tradicionales y de autor. El centro también cuenta con dos ciclos de turismo y la novedad de este curso: automatización y robótica industrial.

Unos ciclos que cuentan este curso con unos 170 alumnos, la matriculación fue baja. «Si tuviéramos el doble de alumnos podríamos colocar a todos los que quisieran empezar a trabajar», aseguraba Palacios.