Los bomberos trabajan para apagar el fuego. | Paco S. Pérez - PERIÓDICO DE IBIZA Y FORMENTERA

El incendio en el edificio 'okupado' de es Viver, en imágenes

«Era un infierno. Las llamas han ido saltando de una parte a otra y no teníamos por donde salir. La azotea era al único sitio donde podíamos ir. Ha sido una locura. Espero que no le haya pasado nada grave a nadie». Eran palabras de Ada Ruiz, minutos después de que un helicóptero le rescatase junto a un compañero de la gran pira en la que se había convertido el edificio okupado de es Viver, un esqueleto de inmueble que acogía a entre 60 y 80 personas. Tres de ellas se encuentran en estado crítico por los efectos del virulento incendio en el enésimo episodio con tintes dramáticos registrado en esta edificación de Ibiza. A primer hora de la tarde y durante la inspección más minuciosa del epicentro del drama, los bomberos localizaban un cadáver completamente calcinado.

Todo apunta a que se trataría del cuerpo de una mujer que vivía en el inmueble y que estaba desaparecida, pero se deberá esperar a los resultados de la autopsia.

A última hora de ayer, el director insular del Estado en las Pitiusas, Enrique Sánchez, indicaba que las probabilidades de que haya más víctimas entre los escombros se habían reducido pero «no podemos descartar nada».

«Un escenario dantesco». Así calificaban los bomberos el panorama que se habían encontrado en el interior durante el incendio y una vez extinguido el mismo.

Un retén de los bomberos ha pasado la noche en la zona para evitar cualquier posible rebrote del fuego que durante algo más de 60 minutos convirtió este punto de es Viver en una especie de horno.

«Primero han sido gritos y sollozos y en cuestión de minutos se ha producido una sucesión de explosiones y las lenguas de fuego salían por los dos costados del edificio», apuntó Daniel, uno de los vecinos que alertaron al 112 en los primeros momentos de un incendio que iba a tener trágicas consecuencias.

Las llamas se extendieron de una forma vertiginosa por la edificación enclavada entre las calles Cosme Vidal y Jacint Aquenza. La enorme y densa columna de humo que emanaba del inmueble se veía desde diversos puntos de la isla.

Hasta el escenario del siniestro se movilizaron cuatro dotaciones de bomberos con cuatro vehículos, patrullas de la Policía Local de Vila y Policía Nacional, media docena de ambulancias, Protección Civil, brigadistas del Ibanat y un helicóptero que resultó vital en el rescate de dos de las personas que habían quedado atrapadas entre el fuego.

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Mientras los equipos de extinción atacaban el fuego y evitaban que las llamas se trasladasen a la hilera de viviendas más próxima, los equipos sanitarios atendían a los afectados y empezaban a evacuar de urgencia a los heridos más graves.

Según informaron fuentes del Área de Salud de Ibiza y Formentera, uno de los heridos críticos es un joven de 32 años y nacionalidad marroquí que se lanzó desde un tercer piso huyendo de las llamas. En la UCI de Can Misses también fueron ingresados otros dos compatriotas de 40 y 42 años con quemaduras graves e inhalación de humo. El más grave fue evacuado a la Unidad de Quemados del hospital La Fe de Valencia.

Además de estos tres heridos críticos, las ambulancias del 061 también trasladaron a una mujer española de 52 años y dos mujeres marroquíes, de 32 y 56 años, con ataques de ansiedad.

El incendio sobresaltó a los vecinos de la zona, que seguían la evolución de la extinción parapetados tras los cordones de seguridad.

El inmueble, la zona cero de la tragedia, quedó precintado y hoy seguirán los trabajos de inspección ocular. La policía judicial de la Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación.

EL APUNTE

«Aquí habíamos atendido varios incendios pero ninguno tan extremo»

«Hemos atendido varios incendios en este inmueble pero ninguno tan complejo y extremo como el de hoy -por ayer-. El edificio estaba completamente tomado por las llamas y dentro hay bombonas, esprais, muchos palés y gran cantidad de enseres y material inflamable que complica el trabajo», apuntó José Antonio López, cabo de los bomberos quien apuntó que se enfrentaron a temperaturas de en torno a 2.000 grados.