Simón Planells, candidato socialista a la alcaldía de Sant Antoni. | DANIEL ESPINOSA

Simón Planells, candidato del PSOE a la alcaldía de Sant Antoni, apuesta por seguir impulsando medidas que logren un cambio real del modelo turístico del municipio y así conseguir un equilibrio entre residentes, empresarios y turistas.

¿Cree que se van a repetir los resultados de las generales?
—Sería un buen resultado porque supondría ganar las elecciones en Sant Antoni, pero no nos daría la mayoría. Nosotros aspiramos a ganar, pero sabemos que la fragmentación de la izquierda, probablemente, nos lleve a pactar con algunos partidos.

¿Y pactos con la derecha?
—Probablemente no. Nosotros estamos abiertos a pactar con aquellas fuerzas que crean en el modelo de cambio de Sant Antoni por el que nosotros apostamos, que crean en el Plan Estratégico y siempre preservando la convivencia entre todos los ciudadanos. No vamos a poner nunca el beneficio económico por encima del descanso de los vecinos.

El PP dice que no tiene ninguna línea roja en este sentido.
—Nosotros tenemos que buscar la mayoría, pero siempre que se pacte un programa, que es preservar el descanso y preservar los derechos de ciudadanía por encima de cualquier otra cosa, la sostenibilidad medioambiental, el Plan Estratégico… podemos llegar a un acuerdo. Viendo el programa de Marcos Serra o de cualquier otro partido de derechas es casi nulo llegar a un pacto con ellos.

En este sentido, ¿van a seguir en la misma línea en el West?
—El West tenía unos problemas. No se habían aplicado las normas durante muchos años y esto había llevado a una decadencia de la zona. En su día el West fue, digamos, el punto caliente de Sant Antoni desde una perspectiva positiva. La gente de toda Ibiza iba al West End a pasarlo bien y, ahora, ni empresarios ni ciudadanos quieren porque genera tantos costes para la ciudadanía de Sant Antoni que, de alguna manera, hay que cambiarlo; no digo eliminarlo. Hay que dinamizar la zona, por lo que daremos incentivos fiscales y de horario para la restauración, que creemos que es una oferta que se está empezando a potenciar en el núcleo, además de turismo y actividades que no generen costes sobre los demás.

La oposición carga contra la mala gestión del área de Urbanismo, incluso Joan Torres dijo que era el «peor» departamento que, no olvidemos, lo lleva una persona que era de su partido.
—Yo no voy a hacer una valoración cualitativa de si es mejor o peor. El departamento está mal; se tardan 30 meses de media en la concesión de licencias y esto se debe a la falta de recursos humanos. Hay una ley que restringe la contratación, hay el presupuesto que hay y, consecuentemente, no se puede atender a toda la demanda. Esta situación no es óptima y habrá que mirar cómo mejorarla porque esto también choca con nuestro cambio de modelo turístico. Si no podemos dar licencias para mejoras en hoteles, etc, no se puede cumplir con nuestro programa.

La solución, entonces, pasa por aumentar la plantilla. ¿Cuánta gente trabaja ahora?
—Si no me equivoco hay uno o dos arquitectos, un ingeniero y algún administrativo, pero eso no permite responder a las 36 promociones que hay solicitadas, por ejemplo. Probablemente haya que doblar la plantilla y adaptarla a la realidad. De todos modos, no hay una varita mágica que pueda conceder licencias en tres meses; esto no ha pasado ni creo que pasará independientemente de quien gobierne.

Últimamente se habla mucho de la gestión de la ecotasa. ¿Está de acuerdo en que se gestione en Ibiza?
—Yo soy economista y el argumento teórico que hay detrás de esto lo explica. Esto es un impuesto pigouviano que significa que el impuesto está para, de alguna manera, compensar los costes que genera el turismo. Entonces tendía sentido que lo que se genera en Ibiza se quede en Ibiza. Aún así habría que ver el saldo total de los últimos cuatro años, si salimos ganando o no, pero creo que no hay mejor órgano decisor que los propios ayuntamientos y el propio Consell.

En relación al puerto ha quedado clara la postura de su partido sobre cerrarlo a los vehículos. Después de las críticas por parte de algunos empresarios, ¿estudiarían volver a abrirlo?
—Sant Antoni tiene dos atractivos principales que no tienen otros municipios de la isla: la bahía, que es una bahía limpia, y el campo. Esto lo tenemos que cuidar si queremos ser un atractivo turístico. Los barcos se ha demostrado que provocan no solo problemas de seguridad, sino deterioro de la posidonia también. Esto no hace que haya mayor actividad económica porque vienen tres meses en verano, traen contaminación, etc. Yo no quiero que la bahía esté en mal estado, por lo que el puerto tiene que ser para los portmanyins.

A su parecer, ¿qué es lo que peor se ha hecho esta legislatura?
—Teniendo en cuenta las restricciones que hay de personal no se puede hacer mejor, pero el departamento de Urbanismo se podría haber mejorado. Este mandato ha sido el de la policía, se puso orden, se crearon unidades especializadas... En esta próxima legislatura tendremos que priorizar los recursos humanos que podamos contratar para Urbanismo, tendremos que intentar iniciar el PGOU y acabar los planes especiales de las iglesias para que nuestras parroquias sean el atractivo turístico que se merecen.

¿Y lo mejor?
—Se ha puesto un punto de inflexión y esperanza en un municipio donde la gente lo daba por perdido. Yo creo que un buen destino turístico es aquel donde la gente se siente orgullosa y en Sant Antoni había mucha gente que no se sentía orgullosa de ver a borrachos por la calle, de ver el tipo de turismo que había.

Según lo que dice, ¿para esta temporada se esperan menos ‘turistas de borrachera’?
—Creo que sí porque no es el sitio que había antes. Hay más control, aunque aún hace falta mucho, y estará más controlado en tema bares porque no son discotecas. Esto no pasa en ningún lugar de España. Por eso, esta es la primera medida para evitar el descontrol, además de que hay que hacer inversión pública para que la gente invierta en otro tipo de negocios como restaurantes o tiendas.

¿Cabría la posibilidad de aumentar el horario de las terrazas?
—No estoy cerrado a nada, lo que sé es que hay que preservar el descanso. Quizás se pueden poner incentivos a que se pidan licencias de restauración y, por tanto, cerrar más tarde. Vamos a incentivar a aquellos negocios que tienen menos costes sobre la sociedad.