Vicent Marí se asoma a la ventana de su despacho, unas vistas que han sido su día a día los últimos 12 años. | MARCELO SASTRE

Vaciar los cajones del centro de trabajo siempre depara sorpresas. También despierta recuerdos. Aunque al final, uno se sorprende de que todo eso que se ha acumulado durante años quepa en una pequeña caja de cartón.

El alcalde en funciones de Santa Eulària hasta hoy, Vicent Marí, se despidió ayer del que ha sido su centro de trabajo durante 12 años. Tres legislaturas en las que ha visto cambiar desde la ventana de su despacho de alcaldía el pueblo, del que ahora tomará el bastón de mando Carmen Ferrer.

«Cuando llegamos aquí la primera legislatura aparcábamos los coches en la puerta. Esta plaza ha cambiado mucho y a mejor», consideraba Marí mirando por la ventana desde la que se ve el paseo de s’Alamera e incluso el mar.

Esas vistas son una de las cosas que más va a echar de menos Vicent Marí. También la cercanía con el ciudadano que da el trabajar en un ayuntamiento. «Este despacho lo ha visitado gente famosa y con cargos importantes, pero yo destacaría entre las visitas a los vecinos. Para mí era muy importante intentar recibir, aunque fuera un minuto, al ciudadano que venía a verme sin cita, con sus problemas o necesidades, que a veces dependían del ayuntamiento y a veces no tenían nada que ver».

Sobre las paredes cuelgan cuadros de Boberman, Ignacio Gil o Ferrer Guasch. Artistas que han residido en el pueblo. Los cuadros han ido cambiando con el tiempo, pero siempre han tenido relación con Santa Eulària. «Cuando vienen visitas nos gusta explicarles la historia de estos artistas que son parte de nuestro patrimonio».

En sus cajones dice que encontró fotos y cartas de las que ya se había olvidado, recuerdos que guardará en su casa. Otros objetos se quedarán en los estantes. Muestra un bumerán con el que le obsequió algún extranjero, también una pequeña escultura de un fameliar, la criatura legendaria que aparece la noche de San Juan en el río de Santa Eulària y que desde su equipo de gobierno decidieron recuperar para conocimiento de los más jóvenes del pueblo y los visitantes.

Entre lo que deja también hay muchos temas pendientes, proyectos iniciados la anterior legislatura. Es por ello que sabe que no dejará de venir al despacho para acabar de explicarle a su sucesora. «También seguro que para recoger alguna cosa que me olvido, pero estoy seguro que Carmen me la guardará», dice riendo. A su nuevo despacho solo se lleva un objeto de esta etapa: la foto con su familia de su primera investidura como alcalde. En ella, sus hijos tenían 10 y 14 años. Ahora el pequeño ya está acabando sus estudios en la universidad.

Pero dice que con él van muchos más recuerdos. Una mochila de «cosas inmateriales» que han forjado su carácter y le han dado una experiencia que dice que marcará la forma de actuar en su nuevo cargo en el Consell d’Eivissa. «Estos 12 años al servicio del pueblo; el trabajo en equipo con mis compañeros. Me llevo un recuerdo general muy positivo. Me voy con alegría, pero también con la nostalgia de dejar atrás una época muy bonita de mi vida», concluye Marí.