Musicians fue uno de los 20 proyectos finalistas de la segunda edición del Connect’Up.

Onofre Gasent (Ingeniería de Telecomunicaciones y trompista), Joan Gasent (International Business y trombonista), Marc Juan Marí (Marketing y trompetista), Rafael Vañó (Ingeniería de Telecomunicaciones y trombonista), Víctor García (Ingeniería de Telecomunicaciones y guitarrista) y Aina Pons (Diseño, Marketing y violinista) integran el proyecto Musicians, uno de los 20 proyectos finalistas de la segunda edición de Connect’Up. Lo que quieren los promotores del proyecto con Musicians es fomentar la inserción laboral de los músicos clásicos y garantizar la igualdad de oportunidad. Por ello, han creado un portal de empleo que cuenta con 27 ofertas de trabajo activas y que está en fase de comercialización.

¿Cómo surgió el proyecto?
—(Marc Juan Marí) La verdad es que Musicians surgió como surge todo proyecto, de una idea. Una idea que, en pocos meses, se convirtió en un proyecto y que, a día de hoy, es una realidad. Si preguntas por su origen, nació asociado a la Universidad Politécnica de Valencia.

¿Cuál es el objetivo principal del mismo?
—Musicians surgió de la incesante necesidad de ofrecer mayores salidas profesionales a todos aquellos jóvenes que dedican gran parte de sus juventudes a estudiar en un conservatorio o escuela de música. Casi el 75 % de estos presentan problemas para encontrar una salida laboral acorde a sus estudios.

¿Qué le ha parecido la experiencia en el Connect’Up?
—La experiencia es adecuada para todos aquellos proyectos que estén en una primera fase y deseen validar sus modelos de negocio. El programa posee formaciones muy diversas que van desde la oratoria, hasta la segmentación de mercados y la Due Diligence. Una experiencia que recomendamos a todos los proyectos que estén empezando y desde luego estamos muy contentos de haber podido participar en una edición con tanto nivel.

¿Repetirían?
—Por supuesto, siempre viene bien estar en contacto con gente con talento que te permite pensar en cosas en las que no habías caído. Nosotros no nos cansamos nunca de aprender y de hacerlo de gente con experiencia, menos.

¿Con qué se queda de este recorrido?
—Con las ganas y energía que transmitieron todos los proyectos.

¿Qué es, a su juicio, lo más bonito de emprender?
—Lo mejor sin duda alguna es la ilusión y ambición del mismo. Poder llevar a cabo iniciativas que no solo sabes que te pueden beneficiar a ti y al equipo, sino que además están enfocadas a ayudar a un colectivo determinado con un problema real. Es algo por lo que siempre merece la pena trabajar.

¿Y cuál considera que es la peor parte de hacerlo?
—Lo peor, sin duda alguna, es el tiempo. De momento, todo el equipo trabaja en sus respectivos sectores (Ingeniería, Marketing, Diseño Gráfico, etc) y el resto del tiempo lo intenta dedicar íntegramente a Musicians. Lo de acostarse pasadas las 2 de la mañana ya es algo habitual para algunos.

¿Es necesario ofrecer algo totalmente diferente a lo ya existente o en algunas ocasiones sirve con darle la vuelta a una idea que ya está en marcha?
—Hay veces que como bien dices es suficiente con darle la vuelta a algún concepto o a alguna idea, pero siempre tendrás más ventajas competitivas si entras en un mercado nuevo. En este sentido, sabemos que todavía queda mucho por hacer, tecnológicamente hablando, en el campo de la música clásica. Y ahí es donde entramos nosotros.

¿Hay mucha rivalidad en el mundo del emprendimiento?
—Depende del proyecto y el producto, pero en general me atrevería a decir que sí. El emprendimiento es algo en lo que pones tanto esfuerzo y dedicación que la ‘no competencia’ no es una opción. Al final, se trata de aprender a lidiar y a aprovecharte de ella. Si un mercado funciona, la competencia estará ahí y si todavía no está, yo iría preparando un plan de acción por que lo estará.

¿Cuáles son las principales claves, a su juicio, para que funcione un proyecto?
—Los tres pilares sobre los que creo que ha de cimentarse un proyecto para funcionar son la constancia, el talento y el sacrificio: gente constante, buenas ideas y que empaticen con el resto del equipo creo que es todo lo que necesita una start up para, al menos, tener la oportunidad de empezar a funcionar. Me atrevería a afirmar que la gran mayoría de proyectos que mueren a una temprana edad es por falta de implicación.

¿Qué le diría a una persona que no se atreve a saltar a la piscina?
—Que salte cuanto antes. Y si es posible que salte de cabeza, sobre todo las primeras veces. Cuanto más te equivoques al principio, menos te equivocarás en el futuro, así que cuanto antes empiece uno a equivocarse, antes empezará a hacer las cosas bien.

¿Considera que hay pocas o muchas ayudas para lanzar nuevos proyectos al mercado?
—Creo que, si uno se informa, descubrirá un amplio abanico de programas y ayudas, tanto nacionales como locales, que pueden encajar con el tipo de proyecto que puede estar llevando a cabo.