Los coches invaden parte del carril y dificultan la circulación por la zona. | Marcelo Sastre

Coches aparcados a un lado y otro de la carretera, metidos en pequeños descampados no habilitados para el estacionamiento e invadiendo muchas veces parte de los carriles de circulación. Es una estampa muy habitual en verano en muchas playas de Ibiza, pero que está creando especialmente problemas esta temporada en la zona de Cala Bassa, donde el acceso a la playa, denuncian quienes deben transitar por allí con frecuencia, «es un auténtico caos».

«Dejan los coches ahí y cortan el carril. Mira lo que me ha costado dar la vuelta», señalaba ayer indignado un conductor de autobús que hace a diario esta ruta.
Los vehículos de grandes dimensiones, como autobuses o furgonetas de reparto, lo tienen complicado. Al final de la carretera, pegada a la playa, hay una pequeña rotonda donde muchos turistas aprovechan para parar.

Luis y su familia lo hacen. «Es algo rápido», explicaba. Mientras bajan los niños, sacan la colchoneta, sombrilla y demás utensilios playeros llega un autobús que le pita. Detrás ya hay cinco coches más esperando.

«Todo esto pasa porque no quieren pagar los cinco euros que cuesta el aparcamiento privado que hay», insiste otro conductor de bus. «Luego se van de discotecas y se gastan 20 euros en un cubata pero aquí mejor se lo ahorran y dejan el coche en cualquier lado entorpeciendo», dice con tono de enfado.

Aparcamiento de pago
La única opción que tienen quienes deciden ir a pegarse un baño a Cala Bassa es dejar el coche en un aparcamiento privado donde deben pagar cinco euros.

«Sabemos que ahí está vigilado y que podemos dejarlo todo el día si queremos, pero es que no nos conviene», dice Noemí, una chica de Murcia que ha venido a pasar un par de días con una amiga a la isla. «Nosotras queremos aprovechar el tiempo para visitar cuantas más calas mejor. Para estar aquí una hora y después irnos a otra playa no vamos a pagar», explica.

«Sabemos que nos pueden poner alguna multa, pero preferimos arriesgar a pagar de primeras», dice Belén.

Como ellas, otra pareja de turistas italianos deja su coche mal aparcado. «Justo se ha ido uno y lo hemos dejado ahí. Si todos aparcan nosotros también», señalan.

También hay quien ya conoce estos problemas y opta por ir en moto. «Así podemos llegar hasta las calas. El tiempo vale mucho y para visitar varias en un día no queremos perder tiempo en estacionar», explica Zaira, turista argentina.

«En Cala Saladeta hemos podido pasar porque íbamos en moto; a los coches no les dejan llegar a la playa», detalla.

Regulación de acceso
Tanto en Cala Salada, como en la zona de Platges de Comte o Benirràs, los domingos, funciona desde hace varios años un sistema de regulación de acceso de vehículos. Los ayuntamientos de los distintos municipios, en colaboración con el Consell d’Eivissa, pusieron en marcha la campaña ‘Playas Conectadas’ para fomentar el uso del transporte público a estas zonas.

«Estaría bien que se hiciera algo así aquí», dice uno de los conductores de autobús. «Otra opción es poner una grúa que se lleve cualquier coche que estacione mal», añade.

Hay quien, incluso, a falta de espacio en los bordes de la carretera decide meterlo en el aparcamiento de un restaurante que hay en la zona. «Luego, cuando llegan mis clientes no tienen espacio», señala Enrico, dueño de La Cueva. Desde este negocio comentan que «debería haber aparcamiento público en la zona, no solo privado». «Se ponen multas, pero nada cambia. No sé que se podría hacer», admite.

Desde el Ayuntamiento de Sant Josep, de quien depende esta zona, aseguran que no tienen constancia de la problemática a través de ninguna denuncia formalizada ante el Consistorio. No obstante, señalan que, cuando la Policía Local recibe alguna llamada denunciando infracciones de aparcamiento, el servicio de grúa municipal se desplaza hasta la zona y retira los vehículos mal estacionados.