Los usuarios disfrutaron delrecorrido por la Bahía de Talamanca en una balsa remolcada y también pudieron bañarse. | MARCELO SASTRE

Mejorar el estado anímico y mental de las personas a través del contacto con el mar es el propósito de Un mar de posibilidades, el programa organizado por el Club Náutico Ibiza con el apoyo del Consell de Eivissa y los ayuntamientos de la isla, además del respaldo de la Fundación Abel Matutes, Obra Social la Caixa y Valoriza.

La iniciativa, que echó a andar hace 16 años, se basa en la puesta en práctica entre mayo y octubre de actividades en el mar y la playa con las personas usuarias del proyecto. Colaboran con personas con afecciones cognitivas o físicas de las asociaciones y los centros con los que colaboran.

Ayer les tocó el turno a los pacientes del área de geriatría, quienes gozaron del baño en las aguas de la Bahía de Talamanca y de un recorrido en balsa, de masajes y de samoterapia con arena, entre otros tratamientos.

Al frente de Un mar de posibilidades se encuentra Pedro Cárceles, quien aclaró que se trata de un programa deportivo-terapéutico que busca aprovechar las posibilidades que brindan los elementos presentes en la playa, lugar de desarrollo de las actividades.
Según detalló Cárceles, está demostrado que «las terapias hídricas son muy beneficiosas para las personas», como «toda actividad que se desarrolle en la naturaleza». Al fin, reflexiona Cárcel, «la naturaleza es la base de nuestra esencia». Al respecto, destacó que se hacen congresos con el motivo de investigar y determinar los beneficios que conllevan las terapias de este carácter, y señaló que Un mar de posibilidades ha estado presente en varias conferencias realizadas en universidades de Madrid, Barcelona o Zaragoza y Tolouse, ciudades a las que acudieron este año.

Cárceles explicó que actualmente prestan servicio a 300 usuarios de diez centros y catorce asociaciones y que disponen de doce voluntarios y seis profesionales relacionados con el ámbito de la sanidad y de la educación, como fisioterapeutas o expertos en integración social. Según declaró Cárcel, mezclan personal profesional con voluntariado al que exigen cursos de formación porque se trata de un «programa muy técnico». «Cuando te pones a bucear con una persona que no mueve ni pies ni manos, hay que tener muchísimo cuidado», señala.
Durante la mañana de ayer, las personas del área de geriatría disfrutaron de los ejercicios organizados en Talamanca, que deben adaptarse a la funcionalidad específicas de cada usuario, según trasladó Cárceles.

Los usuarios disfrutaron del paseo en una balsa con chapuzón incluido. El medio de desplazamiento funciona traccionado por una embarcación a motor, lo que genera oleaje y brinda a las personas un hidromasaje con la propia agua del mar.
También gozaron de idílicos masajes en el agua de la orilla, de algunos ejercicios físicos de intensidad leve con ayuda de los voluntarios y de samoterapia -tratamiento consistente en la aplicación de arena de distinta temperatura en la piel-. Silvia, voluntaria de Un mar de posibilidades, explicó que tal terapia ayuda a mejorar la sensibilidad a través de las sensaciones corporales que proporciona la arena.

Con respecto al resto de las actividades que integran las jornadas de puertas abiertas del programa que se desarrollan estos días, también se llevó a cabo ayer un taller con personas con afecciones físicas y motoras, mientras que de cara a la mañana del jueves 22 están previstos talleres ocupacionales para individuos con afecciones cognitivas y el viernes 23 por la mañana tendrán lugar nuevamente talleres con los pacientes de geriatría.