EFE-BALEARS El dogo argentino «Copi», que el pasado mes de enero mató a un niño de cuatro años en Can Picafort (Mallorca), murió la pasada noche por una sobredosis de barbitúricos, que hizo innecesaria la utilización de una inyección letal para sacrificarlo, como estaba previsto.

La dosis de medicamentos le fue administrada mezclada con la última comida que se le dio la pasada noche, con el fin de que entrase en coma y esta mañana sacrificarlo con una inyección letal. No obstante, cuando el veterinario llegó a primera hora de la mañana a la perrera de Can Picafort comprobó que el perro ya estaba muerto.

«Copi» tenía que ser sacrificado por orden de la jueza María Elena Graña, que instruye el caso por la muerte del pequeño Francisco Miquel Hiraldo, degollado por este perro el 29 de enero. El padre del niño se acercó esta mañana a la perrera, acompañado por dos familiares, para asegurarse de que «Copi» era de verdad sacrificado.