J. JIMÉNEZ - P. MATAS - UH-MANACOR
Andrea Heredia Orta, una joven de etnia gitana de 25 años de edad, falleció asesinada en la mañana de ayer en su casa de las afueras de Manacor al recibir dos disparos de revólver, uno en la cabeza y otro a la altura del corazón. El homicida confeso es el compañero sentimental de la víctima, José García Coronado, de 34 años y apodado «el Ñaco». El hombre se entregó tras una fuga de dos horas, cuando se sintió acorralado.

La joven tiroteada fue atacada en un chalet de las afueras de Manacor, ubicado en el Camino de Son Moix y propiedad del tío de la víctima, Manuel Orta Gámez, actualmente en prisión por el tiroteo que aconteció entre familias rivales hace un mes en aquella localidad.

Poco después de las once de la mañana una llamada telefónica alertó de lo ocurrido al Cuerpo Nacional de Policía. Efectivos de este organismo, Policía Local y Guardia Civil acudieron a la finca y se encontraron con el cadáver ensangrentado de Andrea Heredia, tendida en el pasillo de la vivienda. Los médicos de una ambulancia de la asociación Illes Balears intentaron reanimarla, pero la joven había perdido masa encefálica (a consecuencia del disparo en la cabeza) y otro de los proyectiles le había destrozado el pecho, a la altura del corazón. Los facultativos sólo pudieron certificar el óbito.

Mientras tanto se puso en marcha un gran dispositivo de búsqueda del criminal, en el que participaron los tres organismos policiales, y que consistió en vigilar las principales carreteras de entrada y salida de Manacor, así como el aeropuerto y el puerto. De hecho, los funcionarios enviaron fotografías a estos recintos para que los agentes de guardia pudieran reconocer a José García Coronado. Desde el principio se descartó que el crimen respondiera a un ajuste de cuentas, y se barajó la posibilidad (después confirmada) de que se tratara de un crimen pasional.

El detenido y la víctima eran compañeros sentimentales y recientemente habían roto su relación. Sin embargo, desde hace pocos días la habían reanudado. La pareja tenía hijos en común y según comentaron ayer vecinos de la localidad, «el Ñaco» era muy celoso y posesivo. Sobre las 13'00 horas José García se puso en contacto telefónico con la Comisaría de Manacor. Tenía previsto huir, pero se encontró acorralado; las fuerzas de seguridad habían «tomado» Manacor y sus alrededores y escapar a la Isla era imposible. El asesino acordó su entrega y fue recogido cerca de un restaurante de Cales de Mallorca. El homicida confeso, cuando fue arrestado, entregó un revólver del calibre 38, con el que supuestamente dio muerte a su compañera. En breve declarará ante el juez.