El barrio de sa Penya es uno de los puntos calientes de la ciudad.

JOSE JAVIER MONERRI La reordenación de efectivos por la temporada turística y los preparativos que ya se llevan a cabo para abordar una segunda fase más directa contra los traficantes de sa Penya son las razones que justifican, según la Dirección Insular, que Comisaría haya levantado en las últimas semanas el dispositivo de vigilancia al barrio que se realizaba en sus entradas. «Habrá más presión que la que había contra los traficantes de sa Penya. La Operación Esperanza continúa», aseguró ayer el director insular, Luis Carlos Fernández Tejerina, después de que este periódico hiciera público que la vigilancia estática que se llevaba a cabo desde febrero hubiera desaparecido completamente sin que nadie hubiera aclarado el por qué de esta media.

Tejerina justificó que este operativo había dado ya los resultados que se perseguían al lograrse con él información de primera mano sobre el número de toxicómanos que frecuentaban la zona y los lugares donde presumiblemente se vendía droga. La mayor parte de los agentes de Comisaría están ahora destinados a los servicios que se generan en verano, «un handicap que ya sabíamos que íbamos a tener», comentó el director insular. El responsable de la Administración General del Estado, en este sentido, puntualizó que el operativo no se ha disuelto en su totalidad y que un grupo de agentes de paisano vigila periódicamente lo que ocurre en su interior.

La segunda fase de la «Operación Esperanza», precisamente, se pondrá en marcha potenciando un nuevo dispositivo formado principalmente por agentes de paisano, apoyados por los de uniforme, que incrementarán la presión que había existido hasta hora dentro de sa Penya, siempre según lo explicado por el director insular.