Dos agentes de la Guardia Civil de Eivissa tuvieron que sentarse ayer en el banquillo después que un joven que fue sometido a un registro en un control nocturno antidrogas en los aparcamientos de una discoteca les denunciara por una presunta actuación irregular en un proceso que ha concluido con cargos por un supuesto delito contra la integridad moral. La Fiscalía pide para ambos encausados penas de prisión de dos años y la acusación particular hasta cuatro años.

El joven presentó una denuncia ante la Guardia Civil en la que aseguraba que uno de los agentes sacó una pistola y que le intimidó, con el consentimiento del otro, para obligarle a que fuera hasta un vehículo donde fue obligado a bajarse los pantalones para su registro en la ropa. Varios testigos, jóvenes que se encontraban en el lugar de los hechos, ratificaron en el juicio esta versión.

La defensa, por contra, argumentó que ninguno de los agentes sacó ninguna pistola y destacó que sí llevaban linternas, una circunstancia que a su juicio pudo motivar la confusión. Además, resaltó que, pese a las molestias que ocasionó el control, no hubo ni daños físicos y psíquicos que precisaran tratamiento para ninguna de las personas que fueron objeto de un cacheo donde finalmente no se encontró droga.