Un año de cárcel por corrupción de menores, una multa de 2.700 euros y la prohibición de acercarse a su hija adolescente en un radio de doscientos metros durante al menos los próximos dos años.
Ésta es la condena que aceptó un vecino de Sant Antoni que tuvo que sentarse en el banquillo después de que se descubriera que dicha persona estaba contándole a su hija, una joven de 14 años, los sueños eróticos que estaba teniendo con ella.
En la cama
Dicha persona, un hombre de 45 años de nacionalidad ecuatoriana, también respondió de un delito de abusos sexuales después de que, según los cargos que se presentaron en su día, llegara a meterse en la cama de su hija con claro ánimo libidinoso.
Estos capítulos de corrupción de menores fueron descubiertos después de que la afectada relatara en su centro escolar lo que le estaba ocurriendo y una profesora con la que conversó considerar oportuno interponer una denuncia para que se pudiera aclarar todo. La investigación policial y judicial que se llevó a cabo determinó que la víctima estaba sufriendo presuntamente el acoso de su padre, unos sucesos ocurridos entre julio de 2008 y febrero de 2009. Tras ello, el fiscal decidió presentar una acusación formal para que el sospechoso tuviera que ir a juicio. Todo ello después de que el proceso pasar por distintas vicisitudes por los testimonios contradictorios que alguna vez se apreciaron durante las indagaciones.
El acusado, que ayer por la mañana compareció en el juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa ante la juez Clara Ramírez de Arellano, sin embargo, optó por reconocerse autor de todos los hechos que se le imputaban, hecho por el que no fue necesario celebrar la vista oral. En la causa figuraban como testigos no sólo personas conocedoras directas de lo ocurrido sino también una psicóloga que en su día atendió a la perjudicada.