Mohamed Abdelaouí, nacido el día de Año Nuevo de 1969 y vecino de Sant Antoni ,juzgado por agredir a toda su familia y malherir a su hija de 11 años con un cuchillo de cocina de grandes dimensiones, ha sido condenado a 6 años y 11 meses prisión. La juez que debía decidir sobre este caso califica de «abrumadoras» las pruebas recogidas contra el acusado y precisa en su sentencia que la pena podía haber sido mayor si el fiscal y la acusación particular hubieran solicitado que se contemplara el agravante de parentesco en el delito de lesiones que se le imputaban. Al respecto, la magistrada indica que no puede apreciar éste agravante porque nadie la solicitó.
La magistrada Martina Rodríguez, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, condena a Abdelaouí por cuatro delitos de maltrato a los hijos, todos menores, y otro de lesiones a una menor. Además de las distintas órdenes de protección y de alejamiento a las víctimas le retira la patria potestad. En el juicio, el sospechoso dijo que no iba a declarar porque «ya estaba en la cárcel».
La juez considera probado que Mohamed Abdelaouí, que ya contaba con una condena anterior por maltrato y a quien la juez no duda en definir como «persona en extremo agresiva», discutía continuamente con su esposa y, de este ambiente de violencia, participaba toda su familia. Según a sentencia, dichas discusiones tenían como objeto hacerle entender a la mujer que «su criterio u opinión es la única válida sobre todo en aspectos concernientes a la educación de los hijos».
Dos episodios
El pasado 26 de enero se marchó de su casa con «malas formas» al llegar al hogar y no ver a su hija de 11 años, situación que le molestó pese a que la madre le explicó que había ido a casa de una amiga para hacer los deberes escolares ya que la pequeña no tenía ni libros. El incidente más grave ocurrió en la medianoche del día 27. Golpeó a su mujer nada más entrar en el domicilio. Luego, fue a la cocina y cogió un cuchillo trinchador de 27 centímetros, arma con cuyo puño la agredió en la espalda. Todos los niños se despertaron al oír los gritos. La mayor se interpuso entre el padre y la madre, momento en el que el acusado la atacó hiriéndola en la cabeza y agrediendo, a su vez, a los otros niños.
La pequeña, con una brecha de cinco centímetros sobre la frente, logró escapar en un descuido «acudiendo, en pijama y descalza, sangrando abundantemente por la cabeza, a casa de unos vecinos». El hombre huyó al escuchar las sirenas de la policía y de las ambulancias, unidades que se movilizaron tras darse aviso al 112. En el fallo tampoco se considera probado que el acusado fuera alcohólico o drogodependiente, circunstancias que le hubieran valido de atenuante.