Miguel Muñoz Jiménez, el día que ingresó en prisión por tentativa de asesinato tras pasar a disposición judicial. | Irene G.Ruiz

La Audiencia Provincial resolvió ayer con una sentencia de conformidad la tentativa de asesinato de la que hace dos años fue víctima una mujer en el mercadillo de es Canar. Miguel Muñoz Jiménez, el marido despechado que siguiendo los dictámenes de la ley gitana, según él, la acuchilló en el cuello se reconoció autor de los cargos que se le imputaban y aceptó una condena de 8 años y medio de prisión y 17 de destierro de la isla.

Miguel Muñoz tampoco podrá acercarse y contactar con su ex pareja durante el mismo tiempo y, además, deberá indemnizarla con 20.000 euros por las heridas y secuelas de su acción.

Toxicómano

«Sí, reconozco los hechos aunque no estoy de acuerdo en muchas cosas», dijo el acusado cuando ayer compareció ante el tribunal que le juzgó. Miguel Muñoz Jiménez se enfrentaba en un principio a 13 años de cárcel. El acuerdo alcanzado entre el fiscal, la acusación particular y su defensa permitió rebajar dicha pena en casi cinco años después de que las partes también decidieran que se debía contemplar en la sentencia la atenuante de drogadicción. «Estoy de acuerdo porque no veo que haya otra solución», añadió el asesino frustrado en su última intervención ante la Sala cuando se le dijo si estaba conforme con el pacto logrado.

Miguel Muñoz, un toxicómano de 41 años que había estado más de 10 preso por la comisión de distintos delitos, atacó a su ex pareja en la tarde del 13 de mayo de 2009 en el mercadillo de es Canar cuando se abalanzó sobre ella por la espalda armado con un cúter y la acuchilló de oreja a oreja causándole un corte de 16 centímetros de longitud en el cuello. La víctima tuvo la fortuna de que rápidamente fue auxiliada por los familiares de su ex compañero, con quien en su día había contraído matrimonio por el rito gitano, así como por agentes de la Policía Local de Santa Eulària que se hallaban en la zona.

Al parecer, la afectada había guardado fidelidad a su marido durante todo el tiempo que había estado en prisión, de acuerdo con los preceptos de la ley gitana, pero posteriormente había rehecho su vida con otro hombre tras haber pasado mucho tiempo sin contacto y relación con su ex compañero.

Tradición

Miguel Muñoz, quien según las mismas tradiciones dijo durante la investigación que la ley de su raza le obligaba a «marcar» a su mujer por haberle abandonado, intentó de nuevo herir a la víctima pero las personas que había en el mercadillo se lo impidieron. Según el escrito fiscal, la mujer se desangraba en el suelo al tiempo que el acusado le espetaba: «Esto te pasa por enterada». El homicida se marchó pero regresó enseguida, aún con el cuchillo en la mano muy alterado y gritando que le tenía que arrancar los ojos. «¿Todavía estás viva, cabrona? De esta no sales, ya no mamas más pollas», le insultó mientras que las personas que acompañaban a la herida se interponían entre él y ella.