G.M., un hombre de nacionalidad italiana, confesó ayer ante la juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, ser el autor de un delito de daños y haber roto violentamente cuatro retrovisores de turismos aparcados en la madrugada del 22 de agosto de 2008 en la calle Manuel de Falla de Vila, ya que, según declaró, aquella noche estaba enfadado porque no le habían dejado entrar en una discoteca. Aceptó el pago de una multa de 1.800 euros e indemnizar a los propietarios de los coches.

A uno de ellos le tendrá que abonar 862 euros, 721 a otro y 492 a un tercero, mientras que la cuantía del cuarto está aún por determinar.

Fue detenido por agentes del Cuerpo Nacional de Policía que vieron lo que el hombre estaba haciendo y decidieron seguirle.

Confesión

En un principio el acusado se negó a identificarse y a ser detenido, pero finalmente confesó y les dijo a los policías que estaba enfadado porque esa noche no le habían dejado entrar en una discoteca.