El Club Robinson de Cala Vedella, lugar donde ocurrió todo, en una imagen tomada ayer. | Marco Torres

Malos tiempos para el Club Robinson de Cala Vedella. Menos de una semana después de que un indigente de la zona acuchillara a otro en una discusión por metadona, otro transeúnte habitual de esta urbanización 'abandonada' murió al intentar presuntamente desvalijar una caseta de la compañía Gesa.

La víctima, un hombre de unos 45 años, al parecer de nacionalidad alemana u holandesa, pereció electrocutado cuando, según los primeros indicios, tocó una cable de alta tensión. La investigación emprendida por la Guardia Civil barajaba la posibilidad de que dicha persona hubiera entrado en la caseta con otras personas para apoderarse de cobre o de algún componente eléctrico que pudiera serle de utilizada probablemente para venderlo.

Aviso

El suceso tuvo lugar sobre las diez de la mañana de anteayer. Poco después una persona que se hallaba por los alrededores y de la que se ignora su relación con el fallecido dio aviso al 112. Un operativo policial y sanitario se puso en marcha pero sólo se pudo confirmar la muerte de dicha persona, cuya identidad no ha trascendido.

Las primeras investigaciones emprendidas por el Instituto Armado, efectuadas al tiempo que se procedía al levantamiento del cadáver con presencia del forense, confirmaron que la causa de la muerte era accidental.

Técnicos de la compañía Gesa se encargaron posteriormente de revisar la instalación. Fuentes conocedoras del caso apuntaron a la posibilidad de que no fuera la primera vez que la víctima, u otras personas, hubieran entrado en la caseta porque se encontraron evidencias de que faltaban otros componentes.

Pese a ello, todo indica que el fallecido desconocía realmente el peligro al que se enfrentaba y, en una evidente imprudencia, manipuló la instalación o el cableado recibiendo una potente descarga que acabó en el acto con su vida. Otras fuentes indicaron que la víctima -siempre según esta hipótesis- podría haber pensado que la caseta no estaba en funcionamiento y que podría haber intentado el robo después de que en otras ocasiones hubiera ocurrido lo mismo sin que se hubiera producido ningún incidente.

El Club Robinson de Cala Vedella, un lugar en franco deterioro y que en su día motivó investigaciones sobre una supuesta estafa cometida por una inmobiliaria con sede en Vila, operación que se saldó con varios detenidos, fue noticia de nuevo la semana pasada después de que un valenciano que llevaba menos de un mes en la Isla supuestamente propinara tres puñaladas a otro indigente, éste de nacionalidad italiana, por una disputa por metadona después de que la víctima y el sospechoso se reprocharan el robo de varios botes de esta sustancia.

Cuchilladas

El afectado, un joven de 25 años sin oficio ni beneficio como el anterior, tuvo que ser hospitalizado después de que una de las cuchilladas le perforara un pulmón. Las otras dos lesiones fueron de menor importancia: un corte en una mano y otro en un glúteo.

La Guardia Civil, como ya se informó, resolvió rápidamente el caso al localizar y detener al supuesto agresor en menos de cuatro horas. El acusado, Juan Francisco C.N., de 40 años, dormía en un coche, donde también se halló un cuchillo ensangrentado, cuando agentes del Instituto Armado lo encontraron.

El sospechoso, al que se le instruyeron diligencias por un supuesto delito de lesiones, quedó en libertad provisional tras comparecer ante el juez. Tendrá que firmar cada quince días en el juzgado mientras prosiguen las diligencias del caso.