La mujer acudió presa de un ataque de nervios al centro médico de Vila, donde le descubrieron un hematoma en el brazo.

La magistrada del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, dejó ayer visto para sentencia el caso de F.G.M.M., un hombre acusado de malos tratos sobre su esposa para quien el Ministerio Público solicita una pena de dos años de cárcel, uno por amenazas leves y otro por maltrato, además de una orden de alejamiento a un mínimo de cien metros de cuatro años de duración, dos por cada uno de los delitos.

Por su parte, la acusación particular eleva la petición de pena de prisión hasta los siete años y medio: dos años y medio por amenazas graves, un año y tres meses por amenazas leves y tres años y nueve meses por tres delitos de malos tratos en el ámbito familiar.

El juicio

Ayer, en la sala de juicios, se pudo escuchar la verisión del acusado y de la denunciate, marido y mujer que comparten domicilio en el municipio de Sant Antoni. Ambos coincidieron en que su relación está agotada y el acusado reconoció que «puede que la amenazara de muerte», pero la defensa insistió en que estas amenazas fueron fruto del acaloramiento generado en las discusiones de la pareja y no palabras meditadas con vocación de convertirse en realidad.

Los episodios de violencia se produjeron en tres días de este mes. En una de las discusiones, el hombre, supuestamente, agarró a la mujer del brazo y la lanzó sobre la cama, lo que le causó una contusión en el brazo izquierdo y dolor en la espalda. Según explicó la mujer en el juicio, el hombre le dijo que la iba a «rajar» y a «quemar viva». Al día siguente, cuando la mujer se encontraba con varias compañeras de trabajo, el hombre la llamó por teléfono y ella puso el altavoz para que sus colegas pudieran escuchar las amenazas y los insultos: «hija de puta», «gilipollas», «te voy a hundir». Tras esta conversación, la mujer entró en pánico y sus compañeras la condujeron a un centro médico, donde los médicos le vieron el hematoma del brazo y le recomendaron que presentara una denuncia.

Acudió junto con sus compañeras a Comisaría. Allí el hombre volvió a llamar por teléfono y la mujer puso de nuevo el 'manos libres' del móvil, de forma que al escuchar las amenazas del hombre, los policías decidieron salir a detenerlo.

«Te voy a matar dulcemente»

Cuando la mujer estaba en Comisaría, el hombre llamó por teléfono y los policías pudieron escuchar: «¿Me vas a rajar como decías ayer?», pregunta ella. «No, te voy a matar dulcemente», responde él.