Un helicóptero en los trabajos de extinción

El incendio de la sierra de Morna, en el municipio de Sant Joan de Labritja, fue considerado en las primeras horas «fuera de capacidad de extinción» por su virulencia, después de que los técnicos del Instituto Balear de la Naturaleza (Ibanat) calcularan que avanzaba a 24,7 metros por minuto.

El gerente del Ibanat, Guillem Rosselló, que ha visitado hoy el puesto avanzado de mando junto al conseller de Medio Ambiente y Movilidad, Gabriel Vicens, ha explicado que las condiciones meteorológicas que se daban en el momento que se declaró el incendio el pasado miércoles eran «muy adversas», con 30 grados centígrados de temperatura, un 28 % de humedad relativa y vientos de entre 15 y 20 kilómetros por hora.

«Al inicio del fuego se hizo una primera prospección de cómo iría el incendio que determinó que avanzaría a 24,7 metros por minuto, lo que supondría más o menos que en 6 horas habría una superficie afectada 610 hectáreas por lo que el incendio se consideró fuera de capacidad de extinción», ha detallado Rosselló, en declaraciones a Efe.

El gerente de Ibanat ha insistido en que «cuando se inició y por las condiciones meteorológicas, ya estaba fuera de capacidad de extinción» y ha defendido la rápida reacción de los servicios de emergencias y de extinción, que ha calificado de «adecuada».

El gerente ha precisado que la alerta de incendio se produjo a las 13.22 horas, 7 minutos después se hizo el despacho automático de naves aéreas y terrestres de Ibiza, se amplió con medios aéreos desde Mallorca a los 16 minutos y la primera descarga sobre el fuego fue a los 19 minutos.

Los aviones «canadair» fueron prealertados a los 23 minutos del inicio del fuego de manera que «en menos de media hora se movilizaron todos los medios aéreos y los terrestres ya se encontraban en el punto de incendio», ha señalado el responsable de Ibanat, que ha insistido en que «su virulencia fue muy grande».

Ha subrayado que los tiempos de respuesta estuvieron «en la media producida en los últimos años» pero ya desde un principio «el potencial del incendio era muy grande» por lo que el avance de las llamas habría sido el mismo «por muchos medios» que se hubieran tenido.

Lo que finalmente logró detener el avance del fuego fue una combinación de la respuesta de los equipos de extinción, con numerosos medios aéreos actuando simultáneamente, y un cambio en las condiciones meteorológicas, con una subida de la humedad relativa y la disminución del viento.

«Esto permitió poder contener el incendio dentro del perímetro y mantenerlo para extinguirlo después», ha explicado el responsable de Ibanat.

Ha recordado que en el incendio se dio por controlado ayer por la tarde, de forma que los efectivos de extinción, entre 50 y 60 personas, están terminando de «sofocar pequeños humos y algunas brasas de baja magnitud para que no se reproduzca ningún foco».

Desde ayer por la tarde han comenzado a recorrer toda la zona afectada, de unas 1.576 hectáreas, para comprobar que no quede ningún rescoldo. Según Rosselló, aproximadamente la mitad de la zona quemada, en su parte norte, ya ha sido revisada y está extinguida, pero queda todo el sur del perímetro.

Rosselló ha señalado la dificultad de prever cuándo podrá darse por extinguido el incendio y ha recordado que para apagar el ocurrido el pasado mes de agosto en Benirrás, también en Sant Joan de Labritja, «se tardó dos semanas».

En opinión del gerente de Ibanat, si las condiciones meteorológicas acompañan «en éste caso puede estar en ese mismo plazo» de dos semanas desde que se declaró el fuego el día 25.