A patadas con la puerta de su expareja porque temía que le pasara algo. Éste fue el argumento que esgrimió ayer un vecino de la avenida 8 d'Agost que tuvo que sentarse en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa acusado de destrozar la entrada del domicilio de su exnovia y de maltratarla, justo dos días después de que concluyera su relación.

El sospechoso, al respecto, negó que su modo de actuar estuviera motivado por los celos, al pensar que pudiera haber alguien con la mujer, y aseguró que lo único que se había producido era un forcejeo cuando, por los nervios, quiso llevarse sus cosas de la vivienda. El fiscal pide por este caso una condena de 60 días de trabajos sociales y un año de alejamiento de la afectada. Esta última afirmó en el juicio que su denuncia fue «un malentendido» y «una confusión» entre las palabras «rectificar y ratificar».

El incidente ocurrió sobre las nueve de la mañana del 12 de agosto en un piso del edificio Los Girasoles. El acusado explicó que decidió presentarse en la que antes había sido su casa después de que su expareja no contestara a sus llamadas telefónicas. «Tampoco respondía al timbre, así que me preocupé muchísimo por lo que le pudiera estar pasando. Por eso rompí a patadas la puerta», declaró.

En el atestado policial se reflejó que la víctima, al salir al encuentro de su excompañero, con el que había tenido una relación sentimental de dos años, fue agarrada, arrojada al suelo y arrastrada por los pies al interior del domicilio. Ambos negaron ayer todos extremos. Un agente, asimismo, manifestó en la vista oral que, a la llegada de una dotación, se encontraron a la denunciante «llorando y nerviosa» en el portal con una amiga.

La mujer, que tuvo que ser atendida de magulladuras en los brazos, piernas y tórax, señaló que esas lesiones se las ocasionó en el forcejeo ocurrido en la entrada tras ver cómo se venía abajo la puerta.