J.P.P., de 45 años y vecino de Eivissa, fue condenado este año a cuatro años y meses de prisión por maltratar «sistemáticamente» a su mujer., muchas veces en presencia de los hijos del matrimonio. Sin embargo, no cumplirá esta pena porque la misma juez que se la impuso ha considerado oportuno tenerla en suspenso.

La razón es doble: el acusado se está sometiendo a un tratamiento de desintoxicación a la drogas y la víctima dio su consentimiento expreso a que no se ejecutara la condena de privación de libertad para facilitar su reinserción.

Seguimiento

Ésta ha sido la decisión de la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez de Arellano, después de valorar las circunstancias de un caso por el que el fiscal, en su día, llegó a pedir casi seis años de cárcel.

Fuentes del TSJ precisaron ayer que la resolución adoptada por la juez cuenta, además, con el aval de un estricto y exhaustivo seguimiento sobre el tratamiento que está recibiendo el acusado, persona cuyo abogada debe presentar semanalmente un informe que acredite el cumplimiento de la terapia.

La juez impuso dicha pena a J.P.P., quien por estos hechos pasó dos meses en prisión, después de que se considerara probada una larga relación de capítulos de maltrato ocurridos durante dos años y en los que los celos y las amenazas de muerte, incluidas a la familia de la afectada, no son ajenas al caso.

En dicha sentencia se recoge que el acusado puso un cuchillo en la garganta de su mujer, la golpeó con toallas y le arrojó en varias ocasiones objetos contundentes, como fue un cirio, un aguacate y una bandeja de entrecot, lanzamientos que formaron parte de episodios «degradantes y vejatorios». La víctima tuvo que soportar hasta 30 llamadas de teléfono diarias y advertencias como ésta: «Que nadie se meta, que empiezo desde el más pequeño al más mayor», «voy a quemar la casa de tu madre» o «se van a queda sin padre y sin madre porque a ti te mato».