Las manifestaciones de repulsa por la muerte de Abel Ureña no han parado de sucederse desde el verano. | ARGUI

Las cosas empezaron a ir rematadamente mal para Paulo César Baptista al poco de pisar Barcelona. Sabedor de que la Guardia Civil seguía sus pasos y que si permanecía en España su arresto era cuestión de muy poco tiempo, sufrió un fuerte varapalo cuando intentó extraer 30.000 euros de dos de sus cuentas.
No pudo hacerlo, las cuentas quedaron bloqueadas, y el portero tuvo que dar otro paso más en lo que ya se había convertido en una huida hacia adelante.
Baptista logró llegar a Holanda, donde el sábado fue detenido como responsable de la agresión y muerte de Abel Ureña (fallecido el 3 de septiembre tras entrar en coma el 20 de agosto), después que, al parecer, su periplo también hubiera pasado por Valencia e, incluso, por París. Todo ello hasta que la policía holandesa consideró oportuno arrestarlo de acuerdo con la orden de detención europea que se había cursado desde España, y que se formalizó este fin de semana con la captura del acusado en la ciudad de Alkmaar, al norte de Amsterdam.
Una vez localizado por la Guardia Civil y concretado su exacto paradero durante los primeros días de septiembre, las autoridades españolas expresaron en varias ocasiones su temor a que Baptista gastara con éxito su último cartucho intentado dar el salto a Sudamérica, muy probablemente a Brasil por su condición de portugués. La ausencia de una política concreta con este país para asuntos de detención y extradición hubiera hecho entonces casi imposible su captura.

Controlado
Las conversaciones con Holanda, pese a ello, siempre fueron fluidas y, según todas las fuentes consultadas por este periódico, la policía holandesa comunicó que no se perdería en ningún momento la pista al presunto homicida. Baptista, para entonces, se sentía seguro de sí mismo y amparado por sus amistades en el país sin saber que su arresto, más bien, pendía de problemas operativos y de burocracia de la policía de los Países Bajos.

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El cuándo de la comparecencia del exportero del Ushuaïa ante el juez Santiago Pinsach, magistrado que en Eivissa, a través del Juzgado de Instrucción número 4, dirige la investigación del caso, será durante varios días una incógnita y de ello dependerá mucho la resolución que adopte un tribunal de Amsterdam. El TSJ, a través de su oficina de prensa, confirmó que el juzgado ya ha recibido la notificación oficial del arresto en Holanda de Baptista, pero también ha sido informado de que Portugal también lo reclama por los casi nueve años de cárcel que debe cumplir por su relación con al ‘Mafia da Noite'. La lógica apunta a que, por partir de Eivissa la investigación que dio a su origen captura, lo normal es que se falle primero el traslado a Madrid de Baptista. Una vez ‘fichado' en una dependencia central de policía, será conducido a Eivissa bajo la supervisión de la Audiencia Nacional.

Un jurado de Balears decidirá el futuro de Paulo César Baptista en España. Fuentes conocedoras del caso señalaron que éste presumiblemente tendrá que responder de un presunto delito de homicidio castigado de 10 a 15 años. Todo ello si el fiscal, una vez concluida la instrucción del caso, considera el dolo eventual de la acción que precedió al puñetazo que motivó el desplome de Ureña y el fuerte impacto que sufrió en la cabeza tras caer al suelo. Esta valoración se puede realizar al entenderse que Baptista, aficionado al ‘valetudo', sabía que su agresión podía motivar una muerte, argumento que echa por tierra la posibilidad de un homicidio imprudente, penado con sólo de uno a cuatro años.