Capturar a Paulo Cesar Baptista, el portugués que agredió mortalmente al joven Abel Ureña, no era cualquier cosa. Era un asunto muy importante, y no solo para que pague por ello, que también, sino por lo que tiene de aleccionador. En los últimos años, en Eivissa, el gran negocio de la noche [y el día], con todo lo que ello comporta, se está desmadrando, y si Baptista, que hasta su detención también era prófugo de la justicia portuguesa, hubiera logrado mantenerse en libertad, habría podido parecer que escapar de la Isla es algo demasiado fácil. Su rastreo y posterior detención en Países Bajos, un trabajo ejecutado con éxito por la Guardia Civil de Eivissa, que alertó a las autoridades neerlandesas, es la prueba de que escapar no es tan sencillo.

Mafias internacionales. Los bien diseñados encantos estivales de Eivissa atraen a muchos tipos de personas, entre las que se encuentran delincuentes y mafiosos internacionales que vienen a la Isla a gastar el dinero obtenido con el tráfico de drogas, el proxenetismo, la extorsión y cualquier otro tipo de actividad criminal. Muchos de ellos, además, invierten en propiedades inmobiliarias. En Eivissa, cuando se enseña un buen fajo de billetes, no se hacen preguntas. El caso de Baptista, condenado en su país a más de seis años de cárcel por su pertenencia al grupo Mafia Da Noite, relacionado principalmente con negocios relativos a la prostitución, es distinto, pues se trata de un forajido. Con nombre falso, y pese a su apariencia de matón, o quizás gracias a ella, logró un buen trabajo en Eivissa. Una pregunta aún no contestada es cómo consiguió un NIE legal con nombre falso. Y otra cuestión aún más preocupante surge al pensar que si Baptista no hubiera matado a Ureña, seguiría pululando por aquí con su falsa identidad y actuando como miembro del equipo de seguridad del exitoso Ushuaïa Beach Club, por lo que resulta imposible no preguntarse cuántos como él hay en la Isla.

Impunes. Cabe recordar que este verano un serbio disparó su pistola contra varios porteros de Pacha, que recientemente apareció en dos bolsas el cadáver del italiano Lorenzo Sarti, que aún falta por encontrar al párroco de Ampuero, desaparecido en Eivissa, que nada se sabe del asesinato de un indigente valenciano cuyo cadáver fue encontrado en Sa Casilla, que tampoco se sabe nada de la persona que apareció muerta en el edificio de la Comandancia de un disparo en la cabeza... Estos son algunos ejemplos conocidos, no todos, y para la imaginación quedan los casos desconocidos...