Mónica Juanatey, en una de las sesiones del juicio en el que fue condenada. | Alejandro Sepulveda Soler

El abogado de Mónica Juanatey, Carlos Maceda, quiere que se repita el juicio por el que fue condenada a veinte años de prisión por matar a su hijo de nueve años y ocultar el cuerpo en una maleta.

El letrado defendió ante el Tribunal Superior de Justícia que el veredicto de los miembros del jurado incluye «pronunciamientos contradictorios», por lo que el resultado es «incongruente». El fiscal Eduardo Norro señaló que la defensa había tenido la oportunidad de plantear estas deficiencias durante el juicio y que, sin embargo, no lo había hecho.

Maceda expuso que los miembros del tribunal consideraron probado que la muerte de César fue provocada de forma intencionada por ocho votos a uno. También argumentó que dos de los ocho miembros que la declararon culpable tendrían que haber votado en contra porque creían que la acusada padecía un trastorno mental. Según Maceda, esta observación era suficiente para que Juanatey no fuera condenada.

Más pruebas

A este argumento suma otros que ya se le rechazaron en el juicio. Plantea de nuevo que no se interrogó a una mujer que supuestamente vivía en el mismo piso que Juanatey cuando ocurrieron los hechos. La acusada había asegurado que estaba sola en la casa en ese momento. Otra prueba que reclama es el historial médico del menor, al que suma la petición de una nueva pericial psicológica sobre Juanatey.

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El fiscal recordó que hasta cinco peritos comparecieron en el juicio y que ninguno de ellos apreció el menor rastro de enfermedad mental en la acusada. La Sala rechazó la necesidad de esas pruebas: «No se trata de hechos nuevos ni de medios de prueba útiles ni pertinentes».

El letrado defensor volvió ayer a la carga, ante los magistrados del Tribunal Superior de Balears, con el argumento de que la confesión de Mónica Juanatey «con engaño se sonsacó».

Aludió al encuentro entre la acusada y su novio que se produjo en comisaría. Los agentes declararon en el juicio que no hablaron entre ellos y que se limitaron a abrazarse. También atacó que se aplicara el agravante de alevosía a la mujer. César, de nueve años estaba en la bañera cuando su madre le asfixió por sorpresa. La defensa sostuvo que el niño «no tenía anulada su capacidad de defenderse», lo que fue rechazado por el fiscal, porque el menor tardó tres minutos en fallecer.

El otro agravante que atacó es el de parentesco al sostener que ya está incluido en la alevosía. La sentencia concluyó que era una «curiosa tesis» sin precedentes.