Tres personas han muerto en el accidente. | Alejandro Sepúlveda

Sólo sobrevivió el piloto. Tres de los cuatro ocupantes de una avioneta privada que acababa de despegar del aeródromo de Son Bonet (Marratxí) fallecieron ayer tarde al estrellarse cerca de la rotonda de Alcampo. Aviación Civil y la Guardia Civil tratan de determinar si el aparato sufrió un fallo mecánico súbito o se trató de un error humano.

El piloto argentino, Ignacio Carretero, de 23 años de edad, había invitado a unos amigos a sobrevolar la isla en una Cessna 172, con matrícula ECEMP. Se trataba del argentino Ernesto Jesús Sánchez, de 23 años; el colombiano Jonan Alberto Buitrago Ordóñez, de 35, y la española Elisabeth Rubio. A las 17.00 horas el aparato despegó de la pista y se dirigió hacia Alcampo. De repente, cuando sólo llevaban ocho minutos de vuelo y habían sobrevolado menos de dos kilómetros, la avioneta cayó en picado y se estrelló en una finca, entre el cementerio de Bon Sosec y Alcampo.

Caos

El caos se instaló en el kilómetro 7 de la MA-13A, la carretera de Son Ferriol, donde numerosos conductores se detuvieron para prestar auxilio a los ocupantes de la Cessna, que estaba ardiendo. Precisamente, uno de los testigos que se acercó al aparato en llamas sufrió una intoxicación por humo y tuvo que ser evacuado hasta el hospital de Son Llàtzer. Después, un bombero consiguió sacar al piloto con vida de la cabina, pero se quemó las manos y también tuvo que ser atendido.

Hasta el punto exacto del accidente aéreo se desplazaron ambulancias, bomberos de Palma y de Mallorca, guardias civiles y policías locales, que comprobaron que no se podía hacer nada por tres de los cuatro ocupantes. Las víctimas mortales eran los tres amigos del piloto, que estaban carbonizados.

La carretera quedó cortada para que los equipos de emergencia pudieran maniobrar sin problemas y en la zona, dada la gravedad del siniestro, se personaron la presidenta del Consell, Maria Salom; la delegada del Gobierno, Teresa Palmer; la consellera Nuria Riera; el director general d’Interior, Sergi Torrandell y el alcalde de Marratxí, Tomeu Oliver.

La avioneta siniestrada, que quedó destruida y quemada, pertenecía a la empresa Aviation Center, con base en el aeródromo de Son Bonet.

Muy grave

El piloto herido, único superviviente de la tragedia áerea, fue evacuado por una ambulancia del 061 hasta el hospital de Son Espases, con pronóstico muy grave. Presentaba quemaduras en gran parte del cuerpo y politraumatismos. Los sanitarios lo apartaron de la avioneta y le practicaron las primeras curas in situ.

El perímetro donde cayó la Cessna quedó precintado por la Policía Judicial de la Guardia Civil y algunos testigos del accidente ofrecieron a los responsables de la investigación vídeos y grabaciones con teléfonos móviles en los que se aprecia el momento en el que cae el aparato. Esos documentos pueden ser de gran importancia para determinar si se trató de un fallo mecánico o humano.

Aviación Civil, por su parte, realizó un reportaje fotográfico de la cabina y los restos de la aeronave, e inspeccionó el único motor, para tratar de aclarar lo acontecido. Expertos en aviación mostraron su extrañeza de que el accidente hubiera ocurrido tan pocos minutos después del despegue, cuando la avioneta se había alejado menos de dos kilómetros de Son Bonet. Las condiciones eran buenas, sin viento y con el cielo despejado.