Los hechos ocurrieron a las 23,30 horas del 1 de octubre de 2006 en el interior de un local de Platja d’en Bossa. | LAURA L. MARIN

Las partes alcanzaron ayer un acuerdo en el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa relativo a los hechos ocurridos el 1 de octubre de 2006 en el interior del establecimiento Bora Bora, en Platja d’en Bossa, cuando un cliente del local asestó una enorme paliza a otro cliente y un trabajador de una empresa contratada por el local también agredió a otra persona. O.F.M., cliente del local a quien el ministerio público reclamaba siete años de prisión por la comisión de dos delitos de lesiones, admitió ayer los hechos que se le imputan ante la juez Martina Rodríguez, y se conformó con dos años de cárcel. No obstante, tendrá que pagar a su víctima una indemnización de 33.430 euros por las lesiones sufridas, 1.400 euros más por las secuelas y 2.153 euros más por el perjuicio estético causado, lo que hace un total de 36.983 euros. A otra persona a la que también agredió tendrá que indemnizarla con 1.330 euros por las lesiones y 400 euros más por el perjuicio estético.

Por su parte, el otro acusado, E.R.S., empleado de una empresa contratada por el local, tendrá que indemnizar a una de sus víctimas con 2.230 euros y a la otra con 1.050 euros. Además, está condenado por dos delitos de lesiones a pagar dos multas de 2.160 euros cada una, lo que suma 4.320 euros

La juez dictó sentencia ‘in voce’, y las partes, incluida la compañía aseguradora del local de Platja d’en Bossa, se comprometieron a no recurrir la sentencia.

La víctima que salió peor parada fue un joven al que O.F.M. golpeó de forma salvaje. Al parecer, el motivo fueron los celos, en concreto una trifulca originada a raíz de una discusión con la pareja de uno de ellos como protagonista. Eran las once y media de la noche en el Bora Bora y este incidente generó una gran violencia.

Puñetazos

Según se recoge en el escrito de acusación, O.F.M. «propinó varios puñetazos en el rostro [a su víctima] para a continuación agredirle en la cabeza en repetidas ocasiones con varias jarras de cristal mientras éste trataba de protegerse con las manos».

Toda esta gran cantidad de golpes causaron una gran cantidad de heridas a la víctima que requirieron asistencia quirúrgica y tardaron en sanar 466 días impeditivos, nueve de los cuales fueron de hospitalización, si bien «las cicatrices no le afean», según consta en el escrito de acusación.