Su culpabilidad estaba tan presuntamente clara que, cuando fue detenido, en el pasado mes de julio, el juez de guardia lo envió directamente a prisión a la espera de juicio. Siguiendo las indicaciones de su abogado, un letrado del turno de oficio, el sospechoso, un hombre de nacionalidad británica, se acogió en todo momento a su derecho a no declarar.

Y finalmente, llegó el día del juicio, que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa. El acusado, encerrado en la prisión de Palma, de nuevo guardó silencio, si bien esta vez lo hizo a través de videoconferencia. Se jugaba nada menos que cinco años de prisión por la comisión de un delito continuado de fuerza en las cosas, pero él, callado. Este hombre ya fue detenido en Lanzarote en 2002 por la presunta comisión de siete robos en hoteles de aquella isla. Ahora estaba acusado de robar en varios hoteles de Eivissa, entre ellos el Costa Sur y el Pacific, y además en varias ocasiones. Dos turistas de nacionalidad rusa denunciaron que les robaron de su habitación en uno de estos hoteles 1.500 euros a cada una en efectivo, una tablet y la funda de un smartphone.

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