El español Rubén G.L., de 37 años de edad, aseguró ayer ante la juez Clara Ramírez de Arellano, suplente en el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, que él no asestó numerosos puñetazos en el rostro al joven británico William Arthur Hall, lo cual a la postre acabaría por ocasionarle la muerte, sino que se limitó a darle «un cachete, una bofetada, no como para partirle el tabique nasal». Aseguró, además, que Hall no sangró.

Sin embargo, en su escrito de acusación, el ministerio público, que se hace eco de las declaraciones de testigos y de los investigadores del puesto de la Guardia Civil de Sant Antoni, que se encargaron de la instrucción de este caso, señala que sobre las ocho de la mañana del 26 de agosto de 2006 Rubén G.L. se encontraba en el estacionamiento de la discoteca DC-10 cuando mantuvo una discusión con William Arthur Hall, que tenía 22 años de edad, en el «transcurso de la cual y con ánimo de menoscabar su integridad física, le propinó varios puñetazos en la cara que le ocasionaron fractura de los huesos propios de la nariz».

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