Las dudas persisten en el caso por la muerte en extrañas circunstancias del polaco Wojcieh Ryszard Kadziolka, sobre el cual se ha decretado el secreto del sumario. Una vez descartada la hipótesis del suicidio, los investigadores se centran en la búsqueda de «una mente criminal». En este caso, los hechos que se conocen y que los investigadores tratan de ordenar, resultan desconcertantes.

Según el relato de la famila de Kadziolka, que reside en Toledo, éste estaba realizando desde enero pasadeo una obra en un piso de la calle Guipúzcoa de Cala de Bou, una vivienda en la cual residía, y no cobraba por su trabajo desde el mes de marzo. También, y siempre según su familia, tenía pendiente el cobro de una deuda con un hombre para el que, supuestamete, había realizado trabajos de albañilería en un establcimiento de Vila. El martes de la semana pasada sober las nueve de la mañana fue la última vez que la esposa de Kadziolka habló con su marido. Éste le dijo que iba a Santa Eulária para intentar cobrar el dinero que presuntamete le adeudaba la persona para la que había trabajado en Vila. A partir de ese momento ya no volvió a responder y saltaron las alarmas.

El hombre con el que el polaco dijo a su mujer que se iba a entrevistar en Santa Eulària declaró que no llegó a reunirse con él.