La Audiencia de Alicante ha condenado a catorce años de prisión a un hombre por haber abusado sexualmente de su hija casi a diario y durante más de tres años, desde que ella tenía 13 años y hasta que cumplió los 17, según la sentencia facilitada hoy por el Tribunal Superior de Justicia valenciano.

Los abusos se produjeron cuando el procesado, de 42 años, se había separado de su esposa y vivía con la hija de ambos en el domicilio de los abuelos paternos, pese a que la custodia la tenía la madre.

El fallo relata que, en un principio, la menor se negaba a acceder a las pretensiones de su padre, quien la amedrentaba con matarla si no lo hacía o lo contaba, o la abofeteaba.

El acusado trató, igualmente, de persuadirla intentando dar lástima o pena, al hablarle de «sus desastrosas relaciones sexuales, de su soledad o de la dureza de su infancia», señala la resolución judicial.

Tras esos episodios de violencia, ella accedió a realizarle los favores sexuales que le requería el procesado por miedo a que le siguiera pegando.

«Así, el acusado sometió a su hija a diversas prácticas de naturaleza sexual (...), consistentes en masturbaciones y sexo oral hacia él o él a ella», que se repetían «casi a diario» y que duraron «tres años y medio», según la sentencia.

La menor no denunció inicialmente los hechos por temor a que su progenitor le pegara, por «la falta de apoyo familiar» y por «las amenazas de muerte continuas por parte del acusado», afirma la resolución judicial.

Sin embargo, una vez cumplidos los 17 años se lo contó a su novio y luego a la actual mujer de su padre, lo que motivó que fuera denunciado ante la Guardia Civil en mayo de 2009.

Como consecuencia de esos abusos, la adolescente presenta un cuadro clínico compatible con un trastorno de estrés postraumático sin secuelas físicas y sin que «se pueda establecer su repercusión futura, ya que todavía no está en estado de estabilización de las lesiones psíquicas sufridas», según el tribunal.

Además de ser condenado a 14 años de cárcel por un delito continuado de agresión sexual, el procesado deberá pagar una indemnización de 40.000 euros y no podrá aproximarse a su hija a una distancia inferior a 300 metros ni a comunicarse con ella durante diez años.