Los amigos del acusado se movilizaron para defender la inocencia de Candioti que pasó una año en la cárcel de Eivissa. | Manu Gon

«¡Estoy casi bailando con una pata!», así expresó el apicultor Martín Candioti su alegría al conocer la confirmación por parte del Tribunal Supremo (TS) de su absolución. Candioti estaba acusado de provocar el incendio forestal de Morna, en el que se quemaron 1.576 hectáreas en la zona norte de Eivissa, en mayo de 2011. El TS ratificó así la sentencia absolutoria de la Audiencia Provincial de Mallorca al rechazar el recurso de la Fiscalía, que pedía una pena de 11 años de prisión para el acusado.

Martín Candioti aseguró a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA que estaba preocupado: «Hasta que no sale la resolución no puedes cantar victoria», señaló, «ahora realmente puedo relajarme un poco pero esto es sólo una parte». Candioti se refiere a la enfermedad contraída tras pasar un año por la cárcel a raíz de esta acusación. «Estoy en tratamiento oncológico desde el año pasado y nadie puede decir que haya una relación, pero a veces un estrés muy fuerte o una situación grave como la que yo he pasado puede desarrollar la enfermedad», explicó el apicultor que ahora se está rehabilitando.

Candioti estuvo en prisión desde el mes de mayo de 2011 a mayo de 2012. El juez dictó prisión bajo fianza hasta la celebración del juicio. Una fianza que el acusado no pudo reunir hasta un año después. Cuenta que cuando entró en prisión lo pasó muy mal, «al entrar fue increíble, la pasé muy mal al principio y luego cuando se dieron cuenta de que yo no tenia nada que ver con la gente que había allí, me sacaron de los patios para no tener problemas», y pasaba ratos en la biblioteca, explicó Candioti, que cree que fueron las compañías de seguros las que presionaron para que le declararan culpable y así poder cobrar.

El Supremo sentenció que no se puede concluir que la conducta del acusado fuese una «actuación grosera constitutiva de la omisión de las más elementales reglas de cautela o diligencia», y aseguró que Martín Candioti conocía perfectamente lo que estaba haciendo.