Un equipo de fútbol de la tercera división sueca, el Dalkurd FF de Borlänge, en el sur del país, se salvó este martes del accidente aéreo de los Alpes franceses al cambiar de vuelo en el último momento, cuando la plantilla estaba ya en el aeropuerto de Barcelona.

Los jugadores, que habían pasado unos días concentrados en Barcelona, tenían billetes para viajar desde el aeropuerto del Prat a Düsseldorf, y desde allí conectar con otro avión que les llevaría a Suecia, informó el diario francés «L'Équipe».

Pero los deportistas, en su mayoría de origen kurdo, consideraron que la espera en tránsito en el aeropuerto de Düsseldorf era demasiado larga y decidieron cambiar sus pasajes en el avión de la aerolínea Germanwings por las últimas plazas disponibles en tres vuelos con destino a Múnich.

Evitaron así perder la vida en ese fatídico vuelo, que terminó estrellándose en los Alpes franceses por causas aún desconocidas causando la muerte de todos sus ocupantes, 144 pasajeros y 6 miembros de la tripulación.

«A todos los que han intentado contactar con nosotros en las últimas horas, estamos bien y en casa», publicó en su cuenta de Twitter el portero del Dalkurd FF, Frank Pettersson.

El director deportivo del club, Adil Kizil, confirmó que cambiaron de vuelo en el último momento.

«Había cuatro aviones que han salido a esa hora y que volaban hacia el norte, pasando por encima de los Alpes. Cuatro aviones y nosotros teníamos jugadores en tres de ellos. Se puede decir que hemos tenido verdaderamente mucha, mucha suerte», comentó Kizil en declaraciones que recoge «L'Équipe».

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Ese modesto equipo sueco evitó así sumarse a la lista de formaciones deportivas involucrados en catástrofes aéreas como el Turín de 1949, que en mayo de aquel año y tras ganar su quinto Scudetto perdió a todos sus jugadores en un accidente de avión que se estrelló en la Basílica de Superga de su localidad, tras disputar un partido benéfico en Lisboa.

Ocho años después, la plantilla del Manchester United perdió a 8 futbolistas en un accidente en Múnich en 1958 en el que salvó la vida el célebre Bobby Charlton.

El 3 de abril de 1961 fue el deporte chileno el que se vistió de luto al conocer que todos los jugadores del Green Cross perdieron la vida en un avión siniestrado en el Cerro la Lástimas tras enfrentarse con el Osorno en un partido de copa.

Chile reeditó una tragedia similar once años después, cuando un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que transporta al equipo de rugby «Old Christians» se estrelló en la cordillera de Los Andes. De los 42 pasajeros sobrevivieron 16, que fueron rescatados dos meses después del accidente. La tragedia inspiró la película «¡Viven!», dirigida por Frank Marshall.

En 1987, otro equipo latinoamericano, el conjunto peruano Deportivo Alianza Lima perdió a todos sus futbolistas y cuerpo técnico cuando el avión en el que viajaban tras enfrentarse en liga con el Deportivo Pucallpa cayó al mar. Solo sobrevivió el piloto.

El deporte africano también registró una catástrofe aeronáutica en abril de 1993, cuando la selección nacional de fútbol de Zambia al completo falleció en un vuelo que trasladaba a Senegal para disputar una de las eliminatorias de la Copa del Mundo de Estados Estados Unidos.

La última tragedia de caminos cruzados del deporte y la aeronáutica se remonta a este mismo mes de marzo, cuando diez personas -ocho franceses y dos argentinos- fallecieron al chocar dos helicópteros en la norteña provincia argentina de La Rioja cuando iban a rodad un programa de telerrealidad para la televisión gala.

Entre los fallecidos figuran los deportistas franceses Camille Muffat, de 25 años y campeona olímpica de natación que consiguió tres medallas en los Juegos Olímpicos de Londres 2012; el boxeador Alexis Vastine, de 28 años y medalla de bronce en los Juegos de Pekín 2008 en la categoría de superligeros; y la regatista Florence Arthaud, de 57 años y ganadora de la Ruta del Ron en 1990.