«Me lo están haciendo pasar fatal por hacer mi trabajo. Todo esto responde a la persecución de una persona -un guardia civil». Son las últimas palabras dichas ayer por un agente de la policía local de Sant Josep juzgado por un delito contra la seguridad en el tráfico tras sufrir un accidente que acabó con su coche empotrado contra el murete de una vivienda situada en la calle Rosells de Sant Antoni.

El juicio celebrado en la sala de lo Penal número 1 de Eivissa quedó visto para sentencia. Los hechos se remontan al 2 de junio de 2012. Tres años después, los desperfectos en la vivienda no han sido aún reparados y la propietaria reclama 3.000 euros. La fiscalía solicita la retirada del carné de conducir durante dos años y una reparación de 3.285 euros. La defensa pidió la libre absolución alegando diversas irregularidades en la elaboración del atestado. Además, apuntó que, según la evaluación hecha por el perito, la reparación de los daños no llegaría a los 500 euros.

El acusado fue más allá. En los últimos tres años «me lo están haciendo pasar fatal por hacer mi trabajo. Por la persecución de una persona», remarcó el acusado haciendo uso de su derecho a la última palabra. Argumentó que se sentía víctima de una persecución por parte de un agente del Instituto Armado al que había multado con anterioridad a los hechos. La pruebas de alcoholemia que le realizaron tras el siniestro dieron positivo con unos resultados de 0,60 y 0,52 gramos/litro en sangre, pero la Defensa expuso que la prueba de alcoholemia no fue verificada por EUROCOP y que el dispositivo no cumplía la normativa. El acompañante del acusado, quien explicó que habían comido y «tomado cuatro cervezas», dijo que se les cruzó un gato, frenaron bruscamente y una rueda reventó desencadenando el impacto.

La Nota

Versiones diferentes sobre la investigación del accidente.

Dos agentes de la Guardia Civil que testificaron en el juicio dijeron que acudieron al servicio al ser avisados del siniestro por otro compañero. Aunque no recordaban el nombre del número que dio el aviso, relataron que ellos actuaron correctamente. La defensa hizo hincapié en que el atestado recoge que el conductor presentaba un «aspecto normal. Andaba correctamente y mantenía la línea recta». Además, apuntó a diversos «errores» en el atestado referentes a la hora del siniestro y a las pruebas de alcoholemia. El atestado del accidente incide en la ingesta de alcohol como la causa que originó el accidente en que sólo registraron daños materiales.