El acusado, que está en prisión provisional, escucha el relato de la fiscalía custodiado por un policía nacional. | Daniel Espinosa

Visto para sentencia el juicio contra un hombre de 50 años que se enfrenta a un máximo de seis años de prisión por un delito de abusos sexuales. El acusado, en prisión provisional desde hace un año, fue juzgado ayer en Eivissa por un tribunal de la Audiencia Provincial.

Los hechos juzgados se remontan al periodo comprendido entre abril y julio del año pasado. El acusado, amigo de la familia, acudía esporádicamente a la casa de la menor para asearse, ya que su vivienda no tenía agua. Según el relato del ministerio fiscal, el hombre aprovechaba momentos de soledad con la niña para iniciar un juego de dibujos en la espalda de la víctima que acababan «con tocamientos de las partes más íntimas de la niña por encima de la ropa».

Ayer, durante el juicio, el tribunal escuchó el testimonio de la víctima, quien tenía once años cuando los hechos fueron denunciados. La menor, protegida por un biombo, relató que el acusado iba a su habitación porque era la que mejor conexión wifi tenía y aprovechaba los momentos en que no estaba su hermana pequeña para iniciar el juego. Explicó que el hombre le regalaba cosas como anillos o pulseras, pero que los tocamientos empezaron a raíz de regalarle un perro. Insistió en que el acusado le decía que no dijese nada a sus padres. Un día, después de varios episodios como el relatado, la niña se lo contó a la madre.

La madre testificó que ellos le ofrecieron la posibilidad de asearse en su casa de Sant Antoni. Añadió que ella y su pareja han sufrido una depresión y que la pequeña ha repetido dos veces curso.

El acusado negó cualquier abuso ante el tribunal y resaltó que él iba a asearse a la casa, pero también les llevaba comida que recogía en los supermercados, ropa, juguetes y otros regalos. La fiscalía le pide cinco años de prisión, seis la acusación particular. La defensa solicitó la libre absolución.