Durante su declaración, el capitán del Instituto Armado explicó al jurado que cuando tomaron declaración al acusado, contó que había leído esa descripción de la escena del crimen en los periódicos, pero el comentario llamó la atención de los investigadores porque las noticias del suceso decían que el cadáver apareció cubierto con troncos, escombros y cartones, pero ninguna mencionaba tablones.
El instructor explicó que esa declaración «fue un punto de inflexión» porque «nadie podía saber en absoluto que el cuerpo de Karina apareció oculto por unos tablones» y al ser «las palabras exactas que utilizó» el acusado, lo consideraron un detalle que «solo podía conocer el autor del hecho», añadió.
El jefe de la investigación detalló que la escena del crimen reflejaba que «no fue un episodio rápido» sino una agresión continuada y que la mujer primero fue cogida por los pelos y zarandeada por el agresor, golpeada en la cabeza y luego herida mortalmente con arma blanca en el cuello.
Otros agentes añadieron que la mujer se defendió, ya que presentaba heridas en los dedos y un antebrazo y dejó un reguero de sangre a lo largo de un camino desde donde fue atacada la primera vez hasta donde fue hallado su cuerpo cerca de un aljibe, junto a una casa semiderruida.
El instructor indicó ante el jurado que no hallaron huellas del acusado en el lugar del crimen, ni en el cuchillo, ni en los tablones ni en varias piedras recogidas, ni encontraron nunca el bolso de la víctima.
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