El juicio se celebró el pasado martes, en los juzgados de Vía Alemania de Palma. | Alejandro Sepúlveda

Tres años de prisión e inhabilitación y 441.000 euros de indemnización es la pena que pide la acusación particular para un traumatólogo por un delito de lesiones y otro de homicidio por imprudencia profesional.

La víctima, fallecida en 2012 de un tumor cerebral, acudió en 2009 a la consulta del doctor, en la calle Blanquerna, aquejada de un dolor de rodilla que arrastraba como consecuencia de un accidente que sufrió tiempo atrás. El facultativo la operó en varias ocasiones y, según confesó en el juicio celebrado este miércoles en Vía Alemania, «el dolor desapareció y la rodilla quedó estable». Sin embargo, en los procesos de rehabilitación, algunos fisioterapeutas que la trataron coinciden en que el origen de su dolor era «neurológico».

En diciembre de 2009, un mes después de operarla, el implicado acudió a su domicilio junto con un ortopeda para supervisar su evolución. Hasta agosto del mismo año, la mujer estuvo bajo su supervisión. «No encontré en el tratamiento señal o síntoma de ningún tipo de enfermedad», prosigue el encausado.

La paciente fue sometida a un total de cinco intervenciones. Notaba que perdía fuerzas en brazos y manos. Descontenta con el tratamiento recibido en la consulta del médico, visitó otros centros hospitalarios. En el hospital de Manacor le detectaron el problema neurológico: había desarrollado un tumor cerebral de cinco centímetros.

Un médico forense que participó en el pleito como testigo dijo que no hubo la atención debida por parte del traumatólogo. «Es un error grave por falta de diagnóstico. Este señor [en referencia al acusado] debería haber sospechado que la paciente sufría un tumor cerebral», añadió.

La Fiscalía considera, por su parte, que no existió negligencia en la actuación del médico.