Agentes de la Policía Nacional hablan con una vecina, en el portal del edificio de viviendas donde vive el detenido. | Alejandro Sepúlveda

El hombre de 26 años y nacionalidad marroquí, detenido en Palma por su supuesta vinculación con la organización terrorista Daesh, permanece en el interior de su vivienda ubicada en el barrio de Son Gotleu.

Una quincena de policías armados y furgones están apostados ante las puertas del edificio de cinco plantas de la calle Santa Florentina, 53, en un operativo que ha comenzado este martes de madrugada.

Decenas de curiosos y trabajadores de medios de comunicación también se han colocado en las cercanías del inmueble, rodeado por los agentes de seguridad.

Más de un centenar de vecinos, españoles y africanos en su mayoría, observan desde la calle «expectantes» e «incrédulos» la evolución del registro que los agentes efectúan en la vivienda del supuesto colaborador del Daesh.

Algunos vecinos han relato que se han visto sorprendidos por el ruido pasadas las 6 de la mañana cuando la Policía Nacional ha llegado y ha acordonado la calle.

Mari Carmen, una vecina del detenido, ha asegurado que cuando las cuatro personas que vivían en el piso se mudaron «hace un año o así, hicieron reformas y pusieron verjas en todas las ventanas de su casa».

La mujer, que vive en el segundo piso, ha explicado que en el piso de abajo, donde se está produciendo el registro policial, vivían un matrimonio, una niña pequeña y un joven «al que no se le veía casi nunca» y que podría responder con la descripción del sospechoso.

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«No he visto nada, no los conocía, parecían gente normal; dos o tres veces subieron a casa para decirme que molestaba y hacía ruido», ha explicado la vecina. «Al chaval joven no se le veía nunca, me lo crucé dos o tres veces de noche», ha comentado.

El bar «Can Bernat», situado en la planta baja del bloque de humildes pisos en los que está la vivienda de los policías registran, es un hervidero de vecinos que realizan comentarios.

Amenaza

El arrestado, según ha informado el Ministerio del Interior, «suponía una clara amenaza para la seguridad nacional» a través de las redes sociales de las que se servía para reclutar a activistas seleccionados por él.

Al parecer, el detenido emitía mensajes radicales muy contundentes para captar a combatientes para la Yihad, promoviendo atentados y facilitando el viaje a las zonas de conflicto de Siria e Irak, con el fin de que se integraran en las filas del estado Islámico.

Interior señala que, por otro lado, en grupos más reducidos, y ante una audiencia muy seleccionada, el detenido instaba a la comisión de acciones terroristas en territorio español y europeo.

Según las investigaciones, el hombre mantenía estrechos contactos con responsables terroristas radicados en Siria al servicio del Dáesh, quienes se encargaban de facilitar la llegada de nuevos combatientes y de proporcionar las ordenes y los recursos para posibles acciones terroristas en España y otros países del entorno.

La operación, con la que según Interior se ha neutralizado una «amenaza directa», sigue abierta y está dirigida por el juzgado número 3 de la Audiencia Nacional y la Fiscalía.