Elegía a sus víctimas entre personas de avanzada edad que vivían solas y había amasado una pequeña fortuna con estafas que iban desde los 100 a los 1.500 euros. Así actuaba un estafador que se hacía pasar por un trabajador de la compañía suministradora de agua o de luz. Un delincuente que ha sido finalmente detenido por la Policía Nacional de la Comisaría de Ibiza.

El individuo hacía un seguimiento de las casas y acudía a los domicilios con personas mayores. Se presentaba con indumentaria y falsas credenciales de la compañía y exigía una cantidad determinada por una factura o una revisión falsa. Si la víctima se mostraba reacia, les amenazaba con cortarles la luz o el agua.

Modus operandi

Según informaron fuentes policiales en un comunicado, el detenido utilizaba todo tipo de tretas para poder obtener una suma de dinero o poder acceder al interior de la vivienda. Las amenazas de que iba a proceder a cortarles el suministro provocaba que las víctimas accediesen a sus pretensiones. Están acreditados casos en que llegó a solicitar hasta 1.500 euros.

En uno de los casos robó una cantidad de dinero que se encontraba en el interior de la vivienda. También está acreditado un caso en que robó directamente a la víctima cuando esta iba a abonarle la falsa factura.

Las investigaciones siguen en marcha para localizar a otras posibles víctimas que no denunciaron los hechos, así como otros implicados.

Consejos contra las estafas

La Policía Nacional aconseja exigir la acreditación y mantener la puerta cerrada hasta que se identifique plenamente y recuerda que la revisión del gas es obligatoria cada cinco años y nadie puede imponer una antes de ese plazo, salvo modificaciones en las instalaciones. Además, recuerdan que la compañía con la que se tiene contratado el suministro llama con anterioridad para avisar de la revisión.

Asimismo, la Policía Nacional hace hincapié en que, en caso de duda, es recomendable llamar a la empresa suministradora del servicio, pero nunca utilizando los números de teléfono aportados por los propios operarios.

También aboga porque ante una situación extraña se adopte una posición de «desconfianza racional ante las personas que llamen a su puerta. Ante la duda, no hay que abrir la puerta».