Dos buzos especialistas del GEAS durante la búsqueda en Portinatx. | Arguiñe Escandón

El operativo de emergencias activado hace siete días por la desaparición de dos hombres en la costa norte de Ibiza cerró ayer su séptima jornada de intenso trabajo con un único foco: localizar al joven británico de 25 años, Ben Garland.

Tras la recuperación el sábado del cuerpo sin vida de Edilberto Alarcón, el operativo en el que ayer participaban Guardia Civil, Emergencias y Protección Civil inspeccionaba una franja de línea costera próxima a Portinatx.

En los trabajos actuaban efectivos terrestres con el apoyo del helicóptero de la Guardia Civil, mientras que los submarinistas del GEAS revisaban la línea litoral y puntos de difícil acceso por tierra.

El dispositivo de búsqueda volvió a comprobar puntos por donde ya transitaron en días anteriores ya que el temporal «cambia los escenarios», indicaron desde el operativo.

Según informaron desde Emergencias, el operativo de búsqueda estará activo hasta el domingo.

Tensa espera para la familia

Las jornadas van pasando y las probabilidades de encontrar a Ben Garland menguan día tras día, mientras crece la desesperanza entre los familiares del joven británico.
Desde el pasado miércoles, la presencia de Mark Garland (padre de Ben) junto a otros familiares es habitual en la cara norte de Portinatx.

Durante esta tensa espera, Mark ha reiterado su agradecimiento a todo aquel que ha colaborado en la búsqueda de su hijo y también en la del otro hombre desaparecido la tarde del pasado martes, cuando Ben, en Portinatx, y Edilberto, en sa Cala de Sant Vicent, fueron arrastrados mar adentro por un golpe de mar de la borrasca ‘Gloria’.

A través de sus cuentas en redes sociales, Mark Garland explicó que él y su hijo Jake han proporcionado a la Guardia Civil unas muestras de ADN. El sábado, en una zona próxima al punto donde encontraron la moto del joven, los familiares localizaron su reloj. «Vi algo brillando en una piscina de rocas y lo sacamos. Tiene algunos daños, pero todavía funciona», explicaba Mark, quien también agradeció las aportaciones económicas de amigos y familiares, cerca de 6.000 libras que les ayudarán a sufragar los gastos de un desplazamiento a Ibiza con un amargo sabor: el de recuperar a un hijo devorado por un mar embravecido.