Fotografía facilitada por RTVE de la mallorquina Vicky Pulgarín recibiendo el premio de ganadora de Masterchef de manos del miembro del jurado

En Mallorca no habrá estanterías suficientes para tanto premio. El último, gracias a Vicky Pulgarín, coronada ayer MasterChef España para alegría de toda la Isla y, especialmente, del barrio palmesano de Son Oliva, que celebró su victoria con pantalla gigante, pancartas y cava. Contactamos con Vicky quien, a pesar de llevar ya muchas entrevistas a sus espaldas, nos atiende con la simpatía y naturalidad a la que nos tiene acostumbrados.

—¿Qué significa para ti ser la ganadora de ‘MasterChef’?

—Un orgullo, porque no pensaba entrar y mucho menos llegar hasta la final y ganarla. Cuando oí mi nombre no me lo podía creer. Ha sido un alivio poder soltarlo todo, porque después de tanto tiempo guardando el secreto no me sentía ni ganadora. Es un sueño.

—¿Qué sentiste al ver que la mayoría de tus compañeros querían que ganaras tú?

—Sabía que había algunos que preferían que ganara yo, pero no tantos. Me sorprendieron sobre todo los niños de MasteCchef Junior, porque la verdad es que no soy muy niñera. Me hizo muy feliz.

—¿En qué momento empezaste a creer que de verdad podías ganar el concurso?

—En el momento en que Pepe dijo mi nombre. Antes no lo pensaba, nunca sabes si los demás están cocinando mejor que tú, así que es algo que no te planteas.

—Como dijiste en la final, ¿vas a restregarle el trofeo a tu suegro por no haber creído en ti?

—(Entre carcajadas) No le voy a dar porque pesa mucho y a lo mejor le mato. Le he dejado flipado, ya me ha dicho que se quita el sombrero ante mí.

—¿Cuáles son tus planes más inmediatos?

—Pasaré el agosto en Mallorca, y si me sale alguna oferta para este mes la cogeré. En septiembre tengo que ir a hacer el curso en Le Cordon Bleu, que dura hasta junio. Me han dicho que los chefs de la escuela son muy exigentes, así que me preocupa un poco ponerme nerviosa y soltar otro ‘me la suda’ (se ríe). Después me encantaría hacer prácticas en algún restaurante, sobre todo en los de Jordi y Pepe o en el cátering de Samantha. Al menos ellos ya saben lo histérica que soy (vuelve a reír).

—Si abres un restaurante, ¿será en Mallorca?

—Sí, pero primero quiero aprender y formarme. Cuando lo abra ya os habréis olvidado todos de mí.