Eivissa cuenta con siete torres de vigilancia repartidas por toda la línea de costa de la isla. En ellas descansan varios siglos de historia que nos invitan a navegar entre cuentos de piratas y corsarios. Algunas de las construcciones, situadas en lugares emblemáticos, soportan los daños que producen el paso del tiempo, la meteorología y los cientos de visitantes poco respetuosos que peregrinan hasta ellas cada año. En este sentido se plantean varios problemas, por un lado la imposibilidad de los dueños de las torres para mantenerlas en condiciones debido a la falta de seguridad. Por otro lado, la posibilidad de cerrarlas y terminar con los paseantes que sí que las respetan y disfrutan.

La torre de Es Savinar es, sin duda, la más emblemática de Eivissa gracias a las vistas que la preceden. Situada cerca de Cala d’Hort, ostenta un lugar privilegiado para disfrutar de una de las puestas de sol más fotografiadas de la isla. Pero su fama ha traspasado las fronteras ibicencas y ha quedado plasmada en una novela de Blasco Ibáñez, Los Muertos Mandan, como La Torre del Pirata. El problema, según fuentes consultadas por este periódico es que «ahora está tan deteriorada que hasta nos da miedo que haya un accidente... la hemos limpiado ya que es una vergüenza que esté llena de pintadas y de basura». Además, nos aseguran que «incluso han llegado a hacer hogueras dentro estropeando todavía más la cúpula de la torre».