Su picadura duele, escuece, produce hinchazón e impide a los bañistas disfrutar tranquilamente del mar en los meses más calurosos del año.

Las medusas son el turista menos deseado en las Pitiüses en la época estival, y el más impredecible, ya que su presencia depende de factores diversos y a veces incontrolables.
De hecho, los científicos no saben determinar cuál es la causa de que estos animales marinos se acerquen a nuestras costas en grupos de grandes proporciones.

Por este motivo, se ha iniciado en Eivissa una medida pionera que pretende tener a estos desagradables visitantes bajo control tras una red de contención en el mar.
La playa elegida para este proyecto ha sido Cala Jondal, que cuenta desde el miércoles con una barrera de 200 metros anclada bajo el mar. Esta medida de contención permanecerá dos años en este enclave bajo la observación de especialistas en la materia, y servirá para el estudio del comportamiento de estas oleadas de medusas que azotan con frecuencia las costas del Mediterráneo.