Sant Llorenç murió un 10 de agosto quemado a la parrilla y por eso se dice es el día más caluroso del año, y la verdad es que ayer las temperaturas sobrepasaron los 30 grados y el riesgo de incendio fue extremo en la zona norte de Eivissa.

Precisamente, por este motivo, ayer fue la primera vez que las fiestas de Sant Llorenç no finalizaron con los tradicionales fuegos artificiales. El presidente de la Asociación de Vecinos, Juan Pedro Escandell, explicó que tras enviar el habitual informe al Govern balear, para poder llevar a cabo los fuegos, su sorpresa fue cuando le contestaron, hace cuatro días, prohibiendo dicha actividad. «Desde Mallorca nos dijeron que no había llovido suficiente y que el riesgo de incendio era demasiado alto», explicó Escandell.