Tres semanas han hecho falta para que el CREM (Centro de Recuperación de Especies Marinas) situado en las instalaciones del Aquarium de Cap Blanc lograra curar las heridas de la tortuga Boba (también conocida como tortuga Careta-Careta) producidas por una red de pesca. Hoy ya podemos decir que la tortuga está sana y salva en las aguas pitiusas.

Este desafortunado accidente se produce lamentablemente en multitud de ocasiones en el mar de Eivissa y Formentera debido a la gran cantidad de barcos, lanchas, motos de agua y medios acuáticos que navegan entre las islas. Aquí el control es bajo y los numerosos residuos y redes de pesca hacen que estos animales frecuentemente se queden atrapados causándoles heridas graves y otras veces tristemente la muerte. Yaiza, bióloga del centro, se lamentaba diciendo que «redes y plásticos son los peores enemigos de las tortugas, los residuos de plástico se los comen pudiendo causarles la muerte, y las redes son como una telaraña para ellas donde se quedan enredadas y no pueden escapar».

No ha sido el caso de la tortuga boba liberada ayer, estas últimas semanas ha pasado sus días en este «hospital» para animales marinos. Allí la llevaron hace tres semanas después de ser recogida con heridas leves causadas por una red. Le ayudaron a cicatrizar las heridas y la alimentaron con una dieta a base de 70% de carne azul y 30% de carne blanca, hasta que ya estaba «preparada» para volver a su hábitat natural. «En estos casos es importante una rápida intervención ya que estos animales se acostumbran rápidamente a la alimentación humana por parte de los cuidadores y eso no puede pasar, tienen que estar en libertad y valerse por ellos mismos. Un animal en cautividad se olvida de cazar y esto puede llegar a causarle la muerte», comentaba Yaiza, una de las biólogas que se encarga de velar por los animales del centro. «Esta tortuga tiene un año y aún le quedan otros doscientos por vivir», decía.

La tortuga Boba es la más común en nuestras aguas, una especie protegida en peligro de extinción que hace su camino de peregrinación por las aguas Pitiusas, pero no es hasta llegar al Norte de Italia y al sur de Francia donde se reproduce y pone sus huevos. Por ese motivo es común verlas nadando por aquí aunque no son muy numerosas debido a su escasez.

A las 12 de la mañana la tortuga ya estaba en una caja envuelta en una toalla empapada con agua, «no es necesario que esté en agua, simplemente que su piel se encuentre húmeda. Acto seguido nos dispusimos a coger una lancha para acompañar al personal del CREM a liberar a la tortuga en la isla de Conillera, esto es debido a que se trata de una reserva natural donde no es tan fácil que accedan los barcos y lanchas privados. «Aquí hay mucho más control», decían desde el centro. Ante una gran expectación, soltaron a la tortuga que se alejó nadando, después de comprobar que todo estaba bien. Una emotiva ovación y aplausos por parte de niños y adultos que allí nos encontrábamos para despedir a la tortuga boba.

Si usted encuentra o es testigo de que alguna tortuga está en peligro por favor, no dude en contactar con el 112 o el 663945475 (CREM) y seguir las indicaciones. Así, entre todos, nos aseguraremos que el mar estará mejor.