Los cofrades del Santísimo Cristo del Cementerio llevaron la imagen desde el Ayuntamiento hasta la iglesia de Santo Domingo. Foto: TONI ESCOBAR

Finalmente, después de haber llovido durante buena parte de la mañana y de que el cielo estuviera plomizo amenazando seriamente con descargar agua, la lluvia se apiadó ayer por la noche de los cofrades del Santísimo Cristo del Cementerio y permitió que la imagen del Cristo pudiera cubrir en procesión el pequeño trazado que une el Ayuntamiento de Vila con la iglesia de Santo Domingo.

Volvió a ser una marcha corta pero cargada de significado para los amantes de la Semana Santa en Eivissa. Y es que con este traslado, en brazos por parte de los miembros de esta cofradía con más de un siglo y medio de vida, y su posterior colocación en el altar de su templo, se da comienzo a la edición número 151 de su Novenario y al inicio oficial de los actos religiosos para el resto de participantes. «Para nosotros este es un evento muy importante porque ya no hay muchas cofradías de España que sigan preparando novenarios e, incluso, me atrevería a decir que posiblemente el Santísimo Cristo del Cementerio de Eivissa sea de las que más tiempo lleva celebrándolo de forma consecutiva», explicó ayer a este periódico Sebastián Cardona, presidente de la cofradía, momentos antes de comenzar con la procesión.

Empezó en 1865

No en vano, según explican desde esta cofradía, una de las de mayor prestigio en la isla, la historia del Novenario dedicado al Santísimo Cristo del Cementerio comienza tras el año 1864, cuando se produjo una gran epidemia de cólera morbo asiático que asoló Eivissa y Formentera dejando durante seis meses más de 2.800 muertos. En aquel entonces, fue tanta la desesperación que muchos de los fieles rezaron y pidieron socorro al Cristo para que acabar con la tragedia.

Finalmente la epidemia cesó, los ruegos fueron considerados un éxito y por ello, desde entonces se decidió dedicarle una solemnísima función para darle las gracias y la imagen fue colocada en el altar mayor, adornada con flores y con un hermoso baldaquino que llevaba impresas los emblemas de la pasión, la cruz, la corona de espinas, los clavos, el martillo, la tenaza, la escalera, y la lanza con la esponja con vinagre con la que se dio a beber al Jesús en la cruz. Finalmente, la primera edición del Novenario tuvo lugar en 1865 y desde entonces, se colocan en el altar, en ambas partes del presbiterio los vestidos que los fieles han regalado a la imagen antes del inicio de la Semana Santa.